El 6 de enero pasado, simpatizantes de Donald Trump tomaron por la fuerza y armados el edificio del capitolio con el fin de frenar el conteo de votos que daría el reconocimiento a Joe Biden como presidente de EE.UU. Sobre estos hechos que tomaban por sorpresa al mundo entero, el historiador Elías Jose Palti expresó a través de su página de Facebook que era «lo más parecido a un golpe de Estado en EE.UU.». Frente a la sorpresa, cabe preguntarse qué motivó a los insurrectos a tomar el capitolio. Para responder a estas cuestiones es necesario considerar parte del imaginario político de la extrema derecha estadounidense, puesto que, desde su punto de vista, hubo heroísmo en sus actos del pasado 6 de enero.
Desde que el partido Republicano decidió que Trump repetiría candidatura para las elecciones de 2020, el magnate no dejó de repetir que habría fraude electoral en la contienda, por lo que la transición no sería pacífica desde su posición política. Subsecuentemente, pese a su derrota electoral (232 votos para Trump y 306 para su contrincante, el demócrata Joe Biden), Trump fue insistente en su narrativa conspiranoica de la existencia del fraude. Por ejemplo, el día de la toma del capitolio, Trump tuiteó a las 9:00 horas: «Anoche encontraron 50,000 boletas electorales a última hora. Estados Unidos se avergüenza de los tontos. ¡Nuestro proceso electoral es peor que el de los países del tercer mundo!» (https://www.thetrumparchive.com/). El resto de lo ocurrido ese día quedará en la memoria, pues en EE.UU. no ha ocurrido nada parecido a esto (https://www.nytimes.com/interactive/2021/01/12/us/capitol-mob-timeline.html).
Así mismo, habría que considerar como parte del proceso que culminó con la toma del capitolio la manera en que Trump ha incitado a la violencia durante su mandato. Por mi parte destaco dos momentos de 2020. El primero es el discurso que pronunció ante la Convención Nacional Republicana: «Esta elección decidirá si salvamos el Sueño Americano, o si permitimos que una agenda socialista demoliera nuestro querido destino».
(https://abcnews.go.com/Politics/full-text-donald-trumps-2020-republican-national%20convention/story?id=72659782) El segundo resulta el aparente solapamiento de Trump a Kyle Rittenhouse, el infame adolescente que, tras haber asesinado a tiros a dos manifestantes que exigían justicia por el asesinato de un hombre afroamericano por la brutalidad policial, fue de Chicago a Wisconsin y regresó a su casa en Illinois con salvoconducto de los oficiales. Es un hecho que la presidencia de Trump empoderó a la extrema derecha que ha sido el elemento incómodo del conservadurismo estadounidense por décadas. Pese a ello, tomaron el capitolio y la violencia puede continuar.
Ahora bien, una parte del imaginario político de la extrema derecha está fundado en teorías de la conspiración, entre las que figuran falsas premisas sobre el calentamiento global, así como un profundo nacionalismo supremacista que justifica sus acciones, pues lo hacen en nombre de la patria y los respalda la segunda enmienda. Las acciones defensivas de estos grupos yacen ancladas a una visión particular de la historia donde la raza blanca peligra. Un ejemplo de lo anterior es la inefable cinta The Birth of a Nation (1915), donde los miembros del Klu Klux Klan son presentados como nobles caballeros en vez de terroristas. Así, contrariamente a lo que los escritores liberales piensan, estos grupos están armados y demostraron estar organizados.
Trump está por afrontar un segundo juicio político por insurrección, la toma de protesta de Biden está a la vuelta de la esquina y la seguridad estará a cargo de 3000 elementos de la Guardia Nacional. Sin embargo, lo anterior no supone el fin del trumpismo ni que la extrema derecha deponga las armas, sobre todo si sigue operando con impunidad. Trump recalca que sus seguidores no estarán solos: «los 75,000.000 de grandes patriotas estadounidenses que votaron por mí, america first y make america great again, tendrán una voz gigante en el futuro. ¡No serán irrespetados ni tratados injustamente de ninguna manera o forma! Este violento proceso de transición tendrá consecuencias funestas para EE.UU. mismas que no superará fácilmente en el futuro inmediato».