El 22 de febrero de 2014 comenzó el conflicto de Ucrania y la Federación Rusa, ambas naciones fueron parte de la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), compartiendo no solo el pasado cultural, sino también una gran diversidad étnica. Es así como en medio de un caos político ese año la región de Crimea se reveló contra el Gobierno ucraniano al no reconocerlo, tras la destitución del presidente en turno, lo cual calificaron como golpe de Estado. Las fuerzas armadas rusas ingresaron al territorio de Ucrania para asegurar a los ciudadanos rusos y las bases militares en la zona; días después, Crimea se autoproclamó república autónoma y luego se anexó como parte del territorio ruso. Desde entonces, el conflicto se mantuvo.
El 24 de febrero de 2022, la Federación Rusa lanzó una operación militar a gran escala, luego de reconocer a las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk, que formaban parte de la región del Dombás, en el este de Ucrania. El conflicto generado por diferencias políticas, regionales y militares entre la OTAN y Rusia terminarían por encender los calderos de la guerra una vez más. Doscientos dos días después de iniciado el conflicto, no se tiene un número certero de muertos en combate, ya que ha variado entre las entidades, que estiman bajas enemigas con números desde 1,500 hasta 80,000. El daño humano es de magnitud incalculable, generando una crisis de refugiados como no se veía desde la Segunda Guerra Mundial en el Viejo Continente, con más de 6 millones de personas que salieron del país huyendo de la guerra y más de 8 millones de desplazados. La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh) reportó recientemente el balance de víctimas civiles del conflicto, con más de 5,700 muertos; entre estos, 370 niños.
El salto de las comunicaciones ha permitido poder comprender los conflictos bélicos con mayor profundidad y vivir el drama humano de la guerra en primera persona; cientos de cuentas de soldados en diferentes redes sociales retratan el día a día de los combatientes, recreando escenas de las pasadas guerras mundiales, la añoranza de volver a casa, el miedo a la muerte, la voluntad del patriotismo, el honor de morir luchando al lado de un camarada, entre otros; son tantas las historias que quedarán para estudio posterior sobre cómo la vida de quienes estuvieron ahí significó algo para los que sobrevivan, los que murieron y los que van a morir.
Actualmente, Ucrania se encuentra lanzando una contraofensiva sorpresa a lo largo de todo el frente; Rusia, resistiendo el ataque y diplomáticamente cortando el suministro de gas a Europa, hasta que levante las sanciones impuestas; como resultado, una guerra de desgaste que está poniendo a prueba a las naciones de la Unión Europea, en donde en menos de 24 horas después del corte de gas Alemania incrementó seis veces la factura a sus ciudadanos, quienes se manifestaron a favor de Rusia para que levanten las sanciones y los precios del gas bajen; ante la llegada inminente de un invierno que parece que será largo y frío, en Francia las manifestaciones ciudadanas llevaban carteles pidiendo la salida de su país de la OTAN. ¿Quién cederá primero? ¿Podrá Ucrania aguantar una guerra de desgaste? ¿Podrá Rusia mantener su país a flote con los cercos económicos y el gasto militar? ¿Hasta qué punto los aliados seguirán apoyando económicamente la lucha ucraniana? Solo el tiempo lo dirá. Como una carrera de resistencia, el mundo se ha embarcado en una lucha por ver quién se rinde primero o decide negociar.
La crisis ha impactado las economías mundiales de manera abrumadora luego de la leve recuperación del mundo ante el devastador paso de la COVID-19, las crisis inflacionarias no paran de disparar las alarmas en todo el mundo, sumando a la crisis que estos dos países beligerantes son de los principales exportadores de granos del mundo, generando un encarecimiento en los precios a escala mundial y sin descartar el mayor terror de todos: que en algún momento se utilicen armas nucleares. Por el bien de la humanidad, esperemos eso no llegue a suceder.