Recientemente, el presidente Nayib Bukele anunció su solicitud de licencia para dedicarse a la campaña política. Durante su discurso abordó un tema muy relevante: el legado correcto.
Más allá de cualquier consideración política, el mandatario ha logrado méritos reconocidos que han marcado hitos en un país acostumbrado a lo mínimo y al «no se puede», mientras algunos se beneficiaban personalmente.
Sin embargo, el legado correcto no se trata solo de logros tangibles, sino también de un cambio de mentalidad en la población. Es el legado de un pueblo empoderado que ha dejado atrás la resignación y el conformismo.
Cuando el presidente habló de un «legado correcto», puso énfasis en la transparencia y en la correcta gestión de los recursos, destinados a beneficiar directamente a los salvadoreños, que durante años vivieron sumidos en la mentira y la incertidumbre debido a los malos gobiernos pasados.
El legado correcto del presidente Bukele es el de un líder que ha sabido escuchar a su pueblo y que ha tomado decisiones valientes y necesarias para transformar el país. Es el legado de un presidente que no ha tenido miedo de enfrentarse a los poderes establecidos y que ha demostrado que se pueden hacer las cosas de manera diferente.
Pero el legado correcto no se trata solo de un período presidencial, sino de sentar las bases para un futuro mejor.
El legado correcto del presidente Bukele se percibe en un país libre de estructuras criminales, donde los salvadoreños pueden circular sin miedo en aquellas zonas antes dominadas por el crimen. Además, se ha logrado garantizar la seguridad y la integridad de las personas.
Además, este legado se traduce en el acceso a la salud, con herramientas al alcance de todos, con medicamentos y buenos profesionales que aman su trabajo.
También es evidente el legado correcto a través de las plazas revitalizadas por este Gobierno, las cuales son visitadas masivamente todos los días y generan una dinamización de la economía que crea más empleos directos e indirectos.
Asimismo, el legado correcto se hace visible cuando las inversiones continúan llegando al país debido a las condiciones jurídicas, de seguridad y a la mano de obra calificada. También se está apostando por la educación desde los más pequeños.
El legado correcto del presidente Bukele es el de un líder que ha transformado un país marcado por la desigualdad y la corrupción en uno más seguro, más justo y más próspero. Es el legado de un presidente que ha demostrado que se pueden hacer las cosas de manera diferente y que ha dejado un camino trazado para un futuro mejor.