Hay algo nuevo y vistoso en San Salvador, es un edificio cuya estructura blanco y verde del techo sobresale en la zona entre el Parque Cuscatlán y el Gimnasio Nacional José Adolfo Pineda. Es uno de los mejores legados de los XXIV Juegos Centroamericanos y del Caribe: el estadio Nacional de Fútbol Playa, el cual fue edificado visionariamente y como reconocimiento a una generación, a los guerreros de playa.
Y es que la Selecta playera es a Dios gracias el único orgullo que va quedando del maltrecho fútbol nacional, ese fútbol que va de fracaso en fracaso, que producto de la ambición de su dirigencia ha cocinado hasta tragedias mortales y que ahora hasta se volvió lastimero para algunos «equipos grandes», equipos que tienen más de 60 años de existir pero que ni siquiera disponen de cancha propia para entrenamiento, por decir algo.
Por ello ese nuevo estadio de la colonia Flor Blanca debería ser nombrado Estadio Nacional Guerreros del Fútbol Playa, ya que a nivel colectivo es el único equipo que desde 2006 nació de una generación espontánea, fue bien conducido por Rudis Gallo, que lo supo hacer crecer y ser constante en aportar a la alegría colectiva; ese equipo de pescadores y hombres de la costa potenció el fútbol playa en el país, en la región y a escala mundial, y ahora reclama el profesionalismo.
Lo mencionaba un gran amigo, Mario: «A los seleccionados de fútbol playa debemos dejar de verlos con lástima», y estoy completamente de acuerdo, es mejor verlos con reconocimiento a su entrega, reconocer que nadie les ha regalado nada y que su humildad es tan grande como lo que han logrado. Pero es momento de obligarlos a dar el salto al profesionalismo, que la Liga de Fútbol Playa sea apoyada por más empresas bajo una óptica ganadora, lo que debería demandar de un proyecto bien estructurado de equipos, patrocinadores, infraestructura, competencia y difusión, entre otros aspectos. Por ahora la Liga de Fútbol Playa es coordinada por el Indes, que apoya logísticamente con soporte de algunas empresas a 18 equipos masculinos y 12 femeninos, pero esto podría crecer y elevar a los jugadores al profesionalismo, las bases están.
Es entonces obligado entender que disponer de un estadio para este deporte no debió ser solo motivado por los recientes Juegos Centroamericanos y del Caribe, sino que está implícita la justa razón de reconocimiento a los logros que los guerreros de playa han dado al país al poner este deporte como una opción ganadora, si se quiere, tras los continuos fracasos de la Selecta, aun habiendo recibido poco apoyo de los gobiernos anteriores. Ni siquiera la Fesfut pudo apostar por un escenario digno para este equipo.
Y qué bien que hayan sido el Instituto Nacional de los Deportes (Indes) y el Cossan 2023 los de la visión de traer una sede para este tipo de espectáculo a la capital, porque se puede jugar en el estadio de la Costa del Sol o en Apulo, pero no, la Selecta playera merecía tener un santuario donde además logró una sufrida presea de plata. Y aunque se le recriminó porque no ganó el oro, eso es parte de a lo que los antiguos guerreros de playa nos habían acostumbrado: a ganar.
A golear, gustar y ganar nos acostumbraron el Tin Ruiz, Elías Ramírez, Frank Velásquez, Eliodoro Portillo, Rubén Batres y otros, por eso ha sido injusto reclamar oro cuando lo que se dio en el reciente torneo fue una transición para un nuevo equipo, que deberá soportar en adelante las exigencias que pesaban y soportaron honrosamente en cada juego los que dieron a conocer esta disciplina, y quienes motivaron que haya un estadio de fútbol playa en el corazón del país.
Ajá, pero ahora surge otro reto que podría ser acicate para evitar que otra generación se pierda en delincuencia y crimen, y que mejor juegue fútbol playa. Por qué no apostar por canchas de arena en zonas populosas, en colegios o en universidades, hasta dónde llega la onda playera y donde, estoy seguro, muchos niños y jóvenes quisieran emular al Tin o a Frank, y hasta más barato podría ser su mantenimiento comparado con el de canchas de grama natural o sintética, y así se tendrían mejores opciones para escoger a jugadores en un futuro, pero sobre todo para expandir la leyenda triunfal y merecida de los guerreros de playa.