En los primeros seis meses de 2023, Estados Unidos alcanzó un récord con 28 asesinatos en masa y un saldo de 140 víctimas. La cifra de homicidios a gran escala no solo supera la del año pasado, con 27 incidentes, sino a todos los registros que se han hecho desde 2006.
Las estadísticas recopiladas desde hace 17 años por The Associated Press y USA Today, en asociación con la universidad Northeastern, muestran que la cifra del primer semestre del año marcan el «hito más sombrío» de crímenes en masas.
Según los datos, 27 de los ataques, que ocurrieron del 1.º de enero al 30 de junio, se cometieron con arma de fuego, ya sea de noche o de día, en un domicilio o en la calle, en grandes ciudades o en localidades donde no se dan con frecuencia estos delitos.
Desde 2006, la asociación de los medios de comunicación con la universidad ha registrado 561 asesinatos masivos, que cobraron la vida de 2,914 personas. La investigación considera como asesinato en masa en el que mueren cuatro o más personas sin incluir al agresor, en un periodo de 24 horas.
Además, señala que los tiroteos masivos forman parte de la violencia más grande de los asesinatos en masa que plagan al país norteamericano.
ATAQUES SON FRECUENTES EN LAS VIVIENDAS
«Los casos en los que alguien dispara a extraños en un lugar público suelen recibir la mayor atención, pero los tiroteos públicos fatales son una pequeña fracción de todos los asesinatos en masa», recalca el documento.
«Un tipo que mata a su esposa e hijos y, a veces, luego se suicida es el tipo más común de asesinato en masa», detalla el profesor de criminología, derecho y políticas públicas en la Universidad Northeastern en Boston, James Alan Fox. «Los asesinatos en masa ocurren con mucha más frecuencia en casas particulares que en escuelas, supermercados o iglesias», recalcó.
El monitoreo indica que los tiroteos masivos en los que se ataca a miembros de la familia o parejas íntimas son dos veces más comunes que los tiroteos masivos públicos fatales en los que mueren extraños.
Los agresores en la mayoría de los casos se dirigen a ciertas personas por una variedad de razones específicas y pueden precipitarse por eventos traumáticos como el final de una relación o la pérdida de un trabajo.
El estudio también revela que el 30 % de los tiradores se suicidan después de balear a sus víctimas, pero el total aumenta a poco más de la mitad en los asesinatos en masa que involucran a miembros de la familia o parejas.