E l Salvador ha hecho grandes avances en el combate de la inseguridad para revertir la muerte, zozobra y peligrosidad que los gobiernos de ARENA y del FMLN convirtieron en normalidad, y que ubicaron al país en el primer lugar a escala mundial por cantidad de homicidios.
El Plan Control Territorial ha logrado detener la ola de homicidios, entre los que destaca que, en poco más de dos años y medio, el país haya tenido 68 días sin ninguna muerte violenta. Sin embargo, falta mucho por hacer, como lo ha reconocido el presidente Nayib Bukele, pero es necesario destacar los avances y lo mucho que se ha hecho.
Las negociaciones y los compromisos de los gobiernos de ARENA y del FMLN con las pandillas eran la razón por la cual no se tomaban acciones profundas y decisivas para resolver el problema de la inseguridad.
Incluso, al perder el poder fueron más que evidentes sus maniobras para bloquear al Gobierno del presidente Bukele en la implementación de todas las fases del Plan Control Territorial, y llegaron al punto de frenar el financiamiento, pese a que había demostrado ser efectivo contra el crimen. O quizás fue esa efectividad la que los motivó a impedir los avances. Y no son los únicos que se han opuesto a la erradicación de los grupos criminales.
+El viernes pasado, vimos que un juez absolvió a 30 pandilleros a los que la Fiscalía General de la República había acusado de ser los responsables de múltiples asesinatos.
A pesar de tener las pruebas que respaldaban la acusación, el juez, sin ninguna objetividad, pidió pruebas absurdas como identificar los tatuajes de las víctimas, cuando desde el principio se especificó que lo que hallaron en un cementerio clandestino eran osamentas sin ningún rastro de tejido blando o piel.
La Fiscalía, por supuesto, apelará este absurdo y ojalá el sistema de justicia esté a la altura para evitar que la impunidad se mantenga, como sucedió años atrás. No es posible que el sufrimiento de las familias y la vida de los ciudadanos valga menos que los tratos con criminales.
Continuamente, la Policía Nacional Civil y la Fiscalía ejecutan operativos para buscar a los responsables de los delitos más horrendos.
Los capturan, los procesan y los envían a juicio, y en muchas ocasiones son en los que la justicia se retuerce en favor de los criminales.
No queremos que los grandes avances en el combate de la inseguridad caigan al vacío porque personas sin escrúpulos ponen sus intereses mezquinos por delante de la justicia.