Han pasado 26 meses del lanzamiento de la estrategia denominada Plan Control Territorial por el presidente de la república de El Salvador, Nayib Bukele, que ha oficializado la fase IV: incursión. Cuando escuché el nombre de esta nueva fase, pensé que es una palabra que representa mucho, ambiciosa, que compromete al Gabinete de Seguridad y que reúne parte de los sentimientos, los deseos y las necesidades de gran parte de la población; y es que la Policía Nacional Civil (PNC) acompañada de la Fuerza Armada de El Salvador (FAES) desarrolle una mayor presencia en las zonas y los territorios con estructuras del crimen organizado y pandillas, que someten a la población a sus reglas, condiciones, normas, protocolos y a otras que no están escritas en un manual, ni libreto, pero que la población las cumple y las respeta.
Porque los gobiernos anteriores desde finales de la década de los años noventa los dejaron crecer, los vieron con indiferencia, los mantuvieron marginados y excluidos, porque no eran amenaza para el gran capital. Cuando ya eran verdaderas estructuras criminales, pactaron con ellos para sus intereses electoreros, mantenerse o llegar al poder a cambio de dinero, beneficios en los penales, que pudieran extorsionar y desaparecer personas y otros, sin ser perseguidos.
Una incursión desde el conocimiento de seguridad y defensa representa en el marco teórico-conceptual una penetración de un grupo de policías, elementos del Ejército, fuerzas especiales, bien armados, equipados con todo tipo de herramientas y tecnología, y en mi apreciación con altos niveles de inteligencia y contrainteligencia que permite a un equipo especializado de investigadores, analistas y estrategas alcanzar un fin específico.
Durante la primera semana de la incursión, se registraron múltiples golpes a estructuras criminales, órdenes de captura de objetivos de interés policial, en especial de personas acusadas de homicidios, desmantelamiento de campamentos de pandilleros en zonas rurales. en donde las pandillas han disparado y atacado a los miembros de la PNC y de la FAES, decomisos de drogas, armas de fuego y dinero producto de actividades ilícitas, la presencia disuasiva y permanente de los elementos policiales y militares ha generado expectativa y esperanza en la población; y si usted, amiga y amigo lector, quiere saber sobre la violencia homicida del 19 al 24 de julio de 2021: se registraron ocho homicidios a escala nacional, incluyendo dos días consecutivos con cero homicidios (20 y 21).
Hasta el 5 de agosto de 2024 desde el lanzamiento, se suman cinco días con cero homicidios y cuatro con un homicidio.
Hay otra incursión de la que no se habla, no se comenta, no es merecedora de análisis para muchos y es la inversión social.
Esta incursión en los territorios abandonados y marginados desde hace más de 200 años en nuestro país por medio de servicios básicos asistenciales, paquetes alimentarios, carreteras, unidades de salud, hospitales y los centros urbanos de bienestar y oportunidades (CUBO).
A pesar de que los adversarios de la estrategia, que no presentan datos ni evidencia, continúan por 26 meses consecutivos diciendo y argumentando que el plan no se puede medir, los resultados existen, son cualitativos y cuantitativos, y demuestran que no se pueden negar ni refutar. Dios bendiga a la PNC, a la FAES, a la FGR y al personal de los centros penales por el esfuerzo y el sacrificio para la población