Una de las víctimas falleció al intentar cruzar con su camioneta un arroyo desbordado en el municipio de Pihuamo (estado de Jalisco, oeste), dijo este miércoles a la prensa el director regional de Protección Civil, Víctor Hugo Roldán.
Otro hombre murió al caerle encima un árbol cuando conducía un vehículo en la localidad de Bahía de Banderas, en medio de las fuertes lluvias y vientos que se registraron en la costa del Pacífico, había reportado el martes el gobierno del vecino estado de Nayarit.
Lidia tocó tierra en Las Peñitas, municipio de Tomatlán (Jalisco) como un huracán de categoría 4 en la escala Saffir-Simpson (de 5), con vientos sostenidos de 220 km/h, por lo que fue considerado «extremadamente peligroso».
En Las Peñitas sólo se reportaron daños materiales menores, declaró Roldán a la AFP.
Esa localidad está a 100 km de Puerto Vallarta, uno de los principales destinos turísticos de México, donde el huracán derribó enormes árboles, anegó calles y provocó cortes parciales de electricidad.
«No me lo esperaba»
El estruendo de objetos que el viento lanzó por los aires estremeció a los habitantes de Puerto Vallarta.
«Veíamos objetos volando, tejas de las estructuras, palmeras completamente dobladas. Estábamos protegidos esperando a que pasara eso», relató a la AFP Jorge Reyes, guardia privado de 56 años.
Un anuncio vial metálico con la leyenda «Playas» amaneció doblado y tirado en el piso, y postes de cemento cayeron en calles interrumpiendo el paso vehicular.
«No esperábamos que fuera tan intenso porque en las noticias nos dejaban ver que probablemente se podría debilitar, pero realmente no fue así. Eso fue lo que nos descontroló, pensamos que iba a ser una categoría baja, no tan fuerte», añadió Reyes.
Hannia Curiel, estudiante de 21 años, también seguía impactada. «No me lo esperaba así de fuerte», dijo.
La totalidad de los vidrios de una tienda de colchones estaban hechos añicos en el suelo, ante la mirada atónita de los transeúntes.
Al avanzar por tierra hacia el norte de México, el ciclón perdió fuerza y la mañana de este miércoles ya era una depresión tropical, según el Servicio Meteorológico Nacional.
Por sus amplias líneas costeras en el Pacífico y el Atlántico, México es uno de los países más vulnerables a sufrir el embate de los huracanes, con al menos una decena de fenómenos climatológicos al año, todos con potencial de convertirse en ciclones.
El lunes, un día antes del arribo de Lidia, la tormenta tropical Max impactó en el estado de Guerrero (sur), también con costas en el Pacífico, dejando un saldo de dos muertos en el empobrecido municipio de Técpan de Galeana.
En octubre de 2015, el Pacífico mexicano sufrió el impacto de Patricia, el huracán más poderoso en los registros meteorológicos con vientos sostenidos de 325 km/h. Sin embargo, solo dejó daños materiales porque tocó tierra en una zona deshabitada y dominada por una gran cadena montañosa.