En El Salvador, el último documento de identidad hecho a mano o en máquina de escribir fue la Cédula de Identidad Personal.
Este instrumento era emitido por cada alcaldía a los ciudadanos mayores de 18 años que ahí residían.
Se creó el 10 de septiembre de 1959 y sustituyó a la entonces Cédula de Vecindad, que databa de julio de 1940. Con la vigencia del Documento Único de Identidad (DUI) se eliminó el uso de la cédula.
Esta última la tramitaba cada ciudadano, y entre los datos se consignaba nombres y apellidos, lugar de nacimiento y de residencia, estado civil, nombre de los padres y, como elemento peculiar, si sabía leer, escribir y firmar.
Para la época en la que se usó la cédula los niveles de alfabetización eran mínimos y gran parte de la ciudadanía no sabía leer ni escribir, y para firmar usaba las huellas dactilares.
Además, se detallaba el color de los ojos y la piel, y si el ciudadano contaba con alguna señal especial o particular.
Otro elemento característico de la cédula era que empleaba timbres, unas estampillas que cada alcaldía proveía y sin estas no tenía validez el documento. La duración de cada cédula era de seis años, y se renovaba conforme alcanzaba la caducidad. Además, se dejaban espacios para colocar el sello de votación de las elecciones en las que participaba el ciudadano durante los seis años de duración del documento.
La alcaldía en la que se expedía la cédula contaba con un libro de índice en el que se cotejaban los datos de las que emitía y era el respaldo del documento.
En el caso de que un ciudadano mantuviera permanencia en más de un municipio, debía tramitar la cédula en el lugar en el que residía su familia o, en su defecto, en el que permaneciera durante un año, ya sea por trabajo, negocios u otra causa.
Otro documento de identidad que la población tramitaba era el carné electoral, que entregaba el Tribunal Supremo Electoral (TSE) y que facultaba a un ciudadano para emitir el sufragio.
El TSE creaba brigadas que visitaban cada municipio para que la población hiciera el trámite correspondiente y participara en los comicios.
Con el avance de la modernidad y la tecnología, la Cédula de Identidad Personal quedó para el recuerdo de varias generaciones, que la conservan como una reliquia.
El DUI llegó y sustituyó tanto al carné electoral como a la cédula, y unificó la identidad de la población en un solo documento.
Recientemente, sustituyó al Número de Identificación Tributaria (NIT), con la homologación para las personas naturales.