El presidente Nayib Bukele se ha convertido en un gobernante excepcional, cuyas innovaciones han establecido hitos en la política mundial. Desde ser el primer mandatario en tomarse una selfi en el escenario principal de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), pasando por su radical estrategia para combatir la COVID-19, hasta llegar a sus exitosas políticas de seguridad pública, que han convertido a El Salvador en el país más seguro de Latinoamérica.
Y este comportamiento disruptivo sigue siendo su principal característica. Lo vimos hace unos días, cuando se convirtió en el primer presidente en utilizar la plataforma Space, de la red social X, para realizar un conversatorio con personas de todo el continente americano. A través de ese ejercicio, el mandatario contestó una serie de interrogantes y dudas de personas que estaban a lo largo y ancho de América.
Una de las intervenciones de un seguidor en República Dominicana tenía que ver con cómo manejaba las críticas de la oposición política y de otros organismos internacionales. «El dato se impone al relato», contestó el presidente Bukele. Y, acto seguido, contó cómo en El Salvador ahora todos los alumnos del sector público, desde parvularia hasta bachillerato, cuentan con una computadora, una tableta para los más chicos y una laptop para los mayores.
Asimismo, para aquellos que dicen que en El Salvador no se respetan los derechos humanos, en especial la vida de los ciudadanos, está el reciente informe que demuestra que el país tiene una tasa de homicidios de 2.4 por cada 100,000 habitantes, toda una hazaña, porque durante los gobiernos de ARENA y del FMLN ese mismo indicativo llegó a ser de 106.82 por cada 100,000 habitantes, toda una masacre de la población, pero que no fue suficiente para elevar las protestas de la comunidad internacional como ahora lo hacen cuando el Gobierno salvadoreño ha salvado la vida de millares de ciudadanos y ha enviado a prisión a peligrosos delincuentes.
Quienes abogan para que las cosas sean como antes olvidan que ha sido el pueblo salvadoreño el que eligió enviar a la irrelevancia a ARENA y al FMLN y le dio la suficiente mayoría al presidente Bukele en la Asamblea Legislativa para ejecutar todas las transformaciones que ahora experimenta El Salvador. Buscan el regreso de la corrupción, de la muerte impuesta por los pandilleros terroristas y de la desesperanza. Y eso es algo que la gente nunca ha querido. Y, nuevamente, las urnas volverán a corroborarlo.