Los habitantes de la comunidad Tutunichapa recibieron el mejor regalo de Navidad: la intervención directa del Gobierno a través de la Policía Nacional Civil y del Ejército, que procedieron a la extracción de pandilleros y traficantes de droga.
El presidente Nayib Bukele anunció que se había implementado un cerco militar y policial en esa reconocida comunidad de la capital.
El operativo sorpresa se llevó a cabo sin mover a ningún agente de seguridad pública del cerco en Soyapango y permitió la pronta captura de delincuentes sin efectuar un solo disparo. Se trata de una de las operaciones militares con más grande despliegue de efectivos castrenses, más limpia y efectiva no solo en la región, sino en el mundo entero.
Con la fase V del Plan Control Territorial, el Gobierno busca arrancar de raíz el problema de las maras, encerrando a todos los delincuentes y liberando a comunidades enteras del terrorismo de las pandillas.
El pueblo está convencido como nunca que El Salvador vive un momento de profundas transformaciones en diversas áreas. A diferencia de los gobiernos de ARENA y del FMLN —que negociaron y pactaron con los criminales—, no se trata de retoques cosméticos, sino de un proceso para el exterminio total y definitivo de las estructuras delincuenciales formadas por las pandillas.
Los viejos políticos tenían a las maras como aliadas, les entregaban dinero y pactaban con ellas cuotas de asesinatos. Jamás se les pasó por la cabeza combatirlas de verdad porque la defensa de la vida de los ciudadanos no estaba entre sus prioridades, sino el saqueo sistemático y metódico del erario.
Los cercos de seguridad son la principal característica de la última fase en ejecución del Plan Control Territorial, preparatoria de otras cuyo contenido, por razones estratégicas, no se ha divulgado, pero que han demostrado ser efectivas para reducir la inseguridad.
El Salvador es ahora el país más seguro del continente, un enorme logro, pues venimos de ser la nación más peligrosa del planeta, que fue hacia donde nos llevaron las políticas fracasadas de ARENA y del FMLN, los mismos que ahora atacan y critican los resultados del Plan Control Territorial y del régimen de excepción.
Más de 60,000 pandilleros y colaboradores de las organizaciones criminales están tras las rejas, pero los cercos de seguridad demuestran que todavía hay trabajo por hacer. El pueblo lo demanda.