La imagen de Évelyn Jacir de Lovo, acompañada del Coena empresarial, fue impactante en marzo de 2003.
Recién se conocían los resultados de las elecciones para diputados y alcaldes de ese año. Y Jacir de Lovo había sido derrotada por un desconocido izquierdista, a pesar de contar con la maquinaria millonaria de los empresarios de mayor renombre del país, gremiales y fundaciones, y con los principales medios de comunicación tradicionales.
ARENA, que había reclutado a Jacir de Lovo de la izquierda, hizo un esfuerzo monumental para recuperar la alcaldía de San Salvador, anclado en el trabajo que su candidata hizo en el Ministerio de Educación. Pero no lo logró. La imagen a la que hago referencia es a la de ella y al Coena aceptando la derrota ante las cámaras de televisión. ¡Cómo olvidar esas caras descompuestas!
Por supuesto, desde 1992, la ANEP y todas sus gremiales, así como Fusades, se enrolaron fuertemente en las campañas, empujando la carreta para que los candidatos tricolores obtuvieran sendos logros electorales. Y es que, por más que lo nieguen, siempre jugaron un papel político protagónico para que la derecha mantuviera el control de todas las instituciones.
Al menos, los supuestos opositores a los tricolores conocían bien a los aliados de ARENA. Se podían contar con los dedos de la mano.
Y, ahora, ante la caída libre de su instituto político insignia, ANEP y Fusades perdieron toda incidencia. Bueno, a ANEP le fue peor luego de que fue tomada por el eterno aspirante a la silla presidencial, pues la utilizó como catapulta para sus ambiciones, lo que no fue del agrado de la mayoría de los empresarios.
En tanto, al FMLN le bastaron dos gobiernos para agenciarse el repudio de toda la población salvadoreña. Pero ¿cuáles fueron las consecuencias de que el pueblo quitara el poder a la derecha y el remedo de izquierda en 2019?
La respuesta la estamos presenciando desde el 1.º de junio de 2019. Nayib Bukele y Nuevas Ideas no están enfrentando a una bestia de dos cabezas, sino a un ejército de esperpentos provenientes del inframundo.
Areneros y efemelenistas formaron una alianza maquiavélica a la que sumaron a todas sus organizaciones y fundaciones activistas, esas que se disfrazan de defensores de derechos humanos, de libertad de expresión, de la transparencia y la ética; en fin, la camándula es amplia.
Es por eso que los salvadoreños estamos presenciando un ataque bestial de varias ONG, que a su vez son financiadas por organizaciones internacionales, que viven como pordioseras extendiendo la mano a gobiernos que se llaman protectores de todo, pero que despilfarran dinero luego de fumarse informes falsos y de desinformación elaborados por plumíferos que se nutren del terror y la sangre.
Solo basta ver el menú a la carta elaborado con insumos del hermano de Marco Tulio Cicerón, quien le aconsejó que para lograr un lugar en el Senado romano «[…] se levanten contra tus rivales rumores de crímenes, desenfrenos y sobornos».
Y es exactamente lo que hace el bloque opositor con todo su ejército de ONG y plumíferos pedigüeños. Veamos los temas que buscan posicionar como verdad, pero que están llenos de toda falsedad: «persecución a políticos, religiosos, empresarios, sindicalistas y a toda persona o grupo que se manifieste en contra del Gobierno»; «restricción de todas las libertades de los salvadoreños (como brutalmente esparcen medios internacionales aliados al guion de los seudoperiodistas locales)» y «ataque a la prensa y libertad de expresión».
En todo esto, mientras los foráneos ignoran la verdad que sale de la boca del mismo pueblo, los locales la esconden. ¿Por qué? Poderoso caballero es don dinero.
Sin embargo, y para desgracia de todos ellos, los salvadoreños saben muy bien quiénes son los que esparcen falsedades y desinformación fuera y dentro del país. Y entienden que estos obedecen a quienes el pueblo les quitó el poder, y que no van a parar para que este país regrese al estado de sangre, violencia y extorsión.
La campaña apenas inicia…