Los salvadoreños acudieron a las urnas para ejercer su derecho al sufragio y para defender las conquistas logradas durante el primer mandato del presidente Nayib Bukele. El voto de la inmensa mayoría de los ciudadanos fue para el presidente que conquistó la paz para El Salvador y llevó la seguridad a todo el territorio.
La votación de ayer es un reflejo del nuevo país en el que se ha convertido El Salvador. Uno en el que su ciudadanía trasciende las fronteras y se une en torno a un proyecto de país que de verdad asegura la prosperidad y la tranquilidad para su población.
Como nunca en la historia, los salvadoreños que por cualquier razón dejaron su patria pudieron participar en la jornada electoral. Los números de la participación de la diáspora rompieron cualquier precedente, que prácticamente era inexistente. Durante la jornada vimos filas y asistencia masiva alrededor de los consulados en todo el mundo. La misión de observadores electorales de la OEA, de hecho, destacó la cantidad de salvadoreños residentes en el exterior que participaron en la elección. Por eso mismo toma mayor relevancia la denuncia del presidente Bukele de cierres anticipados de centros de votación en el exterior, de lo cual ya anunció la Fiscalía la apertura de procesos.
En general, se trató de una jornada ordenada y transparente, ya que los pequeños incidentes —que los hubo en varias partes— no terminaron por afectar el proceso. La alegría, el entusiasmo y el optimismo que despierta el presidente Bukele se expresaban a lo largo y ancho del país. Se convirtió en un candidato que trascendió generaciones y estratos sociales, querido tanto dentro del país como en la diáspora.
El presidente Bukele hizo crecer su caudal electoral de manera inédita. Tiene el respaldo popular porque se lo ha ganado palmo a palmo. Con la decisiva guerra a las pandillas trajo seguridad a un país que por décadas vivió sometido al terrorismo de estos grupos criminales. Y ahora se suma el éxito de ampliar la participación ciudadana en las elecciones, lo que, sin duda alguna, fortalece la democracia en el país.
El mundo ha sido testigo del proceso transparente, plural y participativo que fueron las elecciones presidenciales. Siempre habrá activistas que, ciegos a la realidad, reclamen por cosas que solo existen en la mente de unos cuantos financistas desilusionados porque sus patrocinados fueron relegados del poder, y ahora para siempre.