La inflación es un fenómeno mundial que comenzó a agravarse con la pandemia de la COVID-19. Cuando en 2020 surgieron las cuarentenas, la cadena de suministros empezó a resentirse y muchos elementos primordiales para el funcionamiento de la sociedad a escala global empezaron a escasear.
Con el paso de los meses y los años, los efectos fueron agravándose con las subsiguientes secuelas que generaron más restricciones y limitaciones al comercio, que ya resentía la falta de insumos básicos para generar productos más elaborados. Por ejemplo, fue notoria la escasez de chips necesarios para componentes electrónicos al punto que plantas en Europa tenían vehículos ensamblados, pero incompletos por la falta de algunos de estos chips, por lo cual no se podían entregar a los concesionarios.
La geopolítica también complicó el panorama, pues el surgimiento del conflicto entre Ucrania y Rusia puso más presión sobre el suministro de petróleo en esa parte del mundo debido a la imposición de sanciones económicas de parte de la Unión Europea y de Estados Unidos a Rusia. Con la pandemia, los hidrocarburos habían bajado de precio —dado que muchas actividades se realizaron de forma remota y por las restricciones de movilidad—, pero la reactivación del comercio y de las jornadas laborales presenciales empujó el precio al alza. El conflicto armado hizo subir aún más el precio de los combustibles.
El Gobierno del presidente Nayib Bukele adoptó 11 medidas para frenar la inflación que prontamente empezó a expandirse por todo el planeta. Entre las acciones tomadas estuvieron la fijación del precio de las gasolinas y el diésel y la exoneración temporal del cobro de impuestos de alimentos y de insumos para producirlos, además de subsidios del gas propano. Las medidas vinieron acompañadas por el despliegue de brigadas que garantizaran la aplicación de las rebajas.
Ahora surgen nuevas amenazas, como la expansión de una enfermedad entre las aves de corral que ha llevado al aumento de precios de huevos y carne de pollo en otras naciones. El Gobierno se mantiene alerta y, por el momento, se ha descartado la presencia de la gripe aviar en el país, aunque naciones cercanas, como México, Guatemala y Honduras, ya la detectaron en sus territorios.
El Gobierno mantiene la vigilancia para evitar aumentos especulativos de los productos, en tanto que mantiene vigentes los subsidios del gas propano y logró acuerdos con productores de huevos para vender el producto a menor precio en los agromercados que se han lanzado por todo el país. Las medidas seguirán vigentes para garantizar la protección de la economía familiar.