Por décadas este río ha sufrido la intervención humana, la cual ha reducido su cauce, lo ha contaminado y convertido en basurero. Se encuentra ubicado dentro de la gran cuenca del río Lempa, en el municipio de Santa Ana, en las faldas del cerro Tecana, pero se extiende por la parte oriental de la Ciudad Morena. En 2016 se comenzaron a interponer denuncias ambientales y fue mencionado en el documental salvadoreño llamado «Extinción El Salvador».
Este año se inició un esfuerzo desde la organización Un Pulmón Más para visibilizar la problemática que lo va matando a diario. La estrategia consistió en generar recorridos turísticos con videos y fotografías para dar a conocer el verdadero problema que lo está destruyendo, lo que está generando que la vida acuática sea casi nula. En el primer recorrido junto con estudiantes de la Universidad de El Salvador, se pudo fotografiar la descarga de sangre de un rastro directamente en el río, a la altura del río Sapoapa.
Esa fotografía generó indignación en miles de personas y permitió que esta noticia llegara hasta instituciones de Gobierno, las cuales se interesaron en apoyar lo que ya se había iniciado. Con ese objetivo se presentó el proyecto a la gobernación en Santa Ana, luego de algunos recorridos que ya habían registrado escenas tristes, las cuales fueron puestas a disposición de los juzgados ambientales para su investigación. A raíz de esto se activa la comisión de protección civil departamental, que está compuesta por varias instituciones gubernamentales y que junto con Un Pulmón Más trabajó en el perfil del proyecto para presentarlo.
Con semanas de trabajo se presentó al gabinete presidencial, se hace un plan nacional para la limpieza de este río, el cual tenía como objetivo la extracción de desechos sólidos que han sido arrojados y que para el invierno pueden ser de mucho riesgo corriente abajo. Pero el trabajo va más allá de la sola extracción de 7 toneladas de «basura», la cual posiblemente en los siguientes días retornará por la falta de educación ambiental y conciencia en una parte de la población, pero también de empresas que lo ocupan de botadero a cielo abierto. Eventos como el desarrollado por las instituciones de Gobierno, diputados y por el alcalde electo nos dan un claro mensaje que debemos vigilar. Es la primera vez que sucede algo así y se han apropiado una causa que históricamente nunca había sido siquiera mencionada. Hoy el llamado es para darle continuidad en conjunto con la sociedad civil, no quedar solo en la «limpieza», sino acompañar el rescate y la descontaminación completa de este.
Algo que inició desde la sociedad civil por medio de Un Pulmón Más hoy debe ser motivo para resaltar el trabajo en equipo de los actores que se han tomado el tiempo y puesto recursos para ello, sin buscar protagonismos o prestar pantalla para posicionar a personas que ni siquiera han trabajado en todo esto.