Traigo a la memoria para quienes tuvieron el noviazgo juvenil-estudiantil que creo todos revivimos y recordamos, por esa magia, ese encanto, verdad, honestidad, sinceridad, ilusión y muchas más emociones que nos brindó. Esa vivencia que quizá nos pone eriza la piel o nos hace suspirar o quedarnos pensativos.
Esa época que vivimos y disfrutamos a plenitud con la ilusión de ver a ese ser que llamó nuestra atención a primera vista, en el ámbito estudiantil juvenil, ese joven o jovencita que para nosotros era ideal, a quien buscábamos ver al entrar o salir del centro escolar o en el recreo, o en esa celebración o fiesta que antes en escuelas o colegios se acostumbraba a hacer, por bienvenida del año escolar, celebración del Día del Alumno, Día del Niño, tardes alegres, despedidas, etcétera.
Esa ilusión y emoción que en nuestro corazón despertó, y posiblemente lo recordamos, lo sentimos y sabemos que tuvo un espacio muy especial en nuestro corazón, y lo percibimos como el primer amor.
Al pasar los años iniciamos otras experiencias de pareja, donde entran otros elementos además de la ilusión y el sentimiento, pasando a la formalización emocional y legal de ese sentimiento, y buscamos
llevarlo a una escala superior, ya sea en matrimonio o convivencia mutua para toda la vida, en planes iniciales.
Con el paso del tiempo, en la convivencia con la pareja se presentan varios roles a cubrir y diferentes responsabilidades, las cuales deben cumplirse una a una, como son los costos económicos, actividades
laborales, compromisos sociales, de diversión, previsión y planificación, luego posiblemente viene la crianza de los queridos hijos. Es en esta etapa donde más conocemos y ponemos en velo la paciencia,
tolerancia, empatía, consenso y aceptación de ideas y formas de ser y actuar, sin duda reflejamos otra manifestación del amor.
Por otro lado, también podemos decir que puede haber experiencias o hechos emocionales de resultados negativos que te hayan afectado y cambiado tu forma de pensar y sentir en una relación sentimental de pareja, pero recuerda que sigues siendo humano, con anhelos y sueños, con virtudes y errores, no te niegues la oportunidad que la vida te presenta, no tengas miedo de intentarlo otra vez, no temas volver a vivir, no niegues la oportunidad de volver a vivir el amor.
Sin embargo, aunque quizá ya no somos tan jóvenes como antes, claro que se puede volver a vivir la esencia del amor, esa que te llenó de ilusión, melancolía, que robó tu pensamiento, desvelo y suspiros, pero que sabes en el fondo de tu corazón
que es profundo e intenso en esencia, es el verdadero amor, y que hace que te sientas vivo, que le da sentido y significado a tus acciones, que te ayuda a dirigir tu vida, que te brinda razón y motivos, no te niegues esa oportunidad si se te presenta esa persona especial.
En términos generales, creo que en el corazón, en nuestro interior, el paso del tiempo no hace cambiar la intensidad del sentimiento, del amor que puede sentirse y demostrarse por una persona, sino que a
veces llega a expresarse de otra forma, con
otros matices.
Recordar en el tiempo ese sentimiento juvenil estudiantil te lleva a esa esencia del ser humano, de sentir y demostrar verdaderamente lo que llevas muy dentro de tu ser hacia una persona especial. Y hoy te digo: si ya tienes en tu vida o si ya la has encontrado, esa persona que llena tu corazón, vívelo, díselo, hoy es cuando, pues a veces es muy tarde, y el tiempo avanza y no se detiene, no sabemos del mañana, el tiempo es hoy de decir «te extraño», «te quiero», «te amo».