El pasado sábado 4 de junio, todos los salvadoreños amantes del deporte, conocedores o no del tenis, estuvimos pegados a la televisión, pendientes de la final del dobles masculino de Roland Garros. Ahí, sobre la pista de arcilla más famosa del mundo estaba un salvadoreño: Marcelo Arévalo.
Chelo, junto con el neerlandés Jean-Julien Rojer, derrotaron 2-1 a la pareja conformada por el croata Ivan Dodig y el estadounidense Austin Krajicek. De esta manera, Arévalo se convirtió no solo en el primer salvadoreño, sino en el primer centroamericano en ganar un torneo de Grand Slam.
Estamos claros de que un triunfo de este calibre no se vive todos los días. No cualquiera llega, primero, a disputar Roland Garros o el US Open o Wimbledon, o el Australian Open, los cuatro torneos de Grand Slam que vienen a ser lo más alto del tenis mundial. A Marcelo, prácticamente, le costó 20 años de carrera llegar hasta ahí.
Desde el 3 de julio de 2019, que asumimos la presidencia del Instituto Nacional de los Deportes de El Salvador (Indes) dijimos que íbamos a trabajar por dignificar a nuestros atletas, en específico y a la gran familia deportiva de nuestro país. Y esto incluía, por supuesto, el apoyo a nuestros atletas élite, a los de alto rendimiento.
Conocemos que el tenis no es un deporte barato. Sabemos que el apoyo familiar ha sido fundamental para que Marcelo llegue hasta donde está. Y sabemos también de su carácter, de su disposición y de su tenacidad para seguir creciendo y creciendo. Por eso dispusimos sumarnos a los proyectos que tanto Marcelo como la Federación Salvadoreña de Tenis decidieron emprender en beneficio no solo de la carrera de Chelo, sino del desarrollo de ese deporte en el país.
Lo hemos dicho muchas veces: apoyamos a nuestros atletas para que se preparen, para que participen, para que ganen y luego vengan a cobrarnos por triunfar. Los acompañamos y luego celebramos junto con ellos.
En redes sociales hemos leído algunas críticas luego de que el Indes premió con $5,000 el triunfo de Chelo en Roland Garros. Una persona decía que le habíamos dado esa cantidad porque Marcelo no era amigo mío o criticaban porque le dimos menos que a Alfa Karina Arrué, incluso otros decían que por qué darle dinero a alguien de la oligarquía, ya que ellos tienen dinero.
Créanme que nuestra política deportiva no está basada en que si alguien me agrada o no. Está basada en parámetros técnicos, además de convicción, orden y perseverancia. Y, para aclarar las especulaciones, les comento que existe una tabla de premios y estímulos que es la que determina la cantidad del premio y/o del estímulo según la competencia y según los resultados que el atleta vaya obteniendo.
En el caso de Marcelo y el tenis en específico, hay que recordar que este tiene diferentes torneos y diferentes circuitos, como el Grand Slam, en donde el atleta tiene muchas oportunidades en el año, mientras que otros deportes solo tienen un chance al año e incluso cada dos, tres o cuatro años. Esto fue pensado desde mucho antes que Marcelo ganara este evento. Y sobre los comentarios de si la familia tiene o no recursos, eso es algo que no influye en nuestras decisiones. Aquí el único componente importante es amar lo que haces, ser perseverante, tener disciplina y poner en alto el nombre de El Salvador.
Cada deporte tiene sus peculiaridades y particularidades y es por eso que tenemos que tener claros los conceptos de campeonato del mundo, copa del mundo, eventos mundiales, juegos del ciclo olímpico o paralímpico, así como sus equivalentes, como es el caso de tenis o montañismo y escalada, por ejemplo.
Reiteramos y mantenemos el compromiso de dignificar el deporte salvadoreño y de premiar los esfuerzos que hacen nuestros atletas por regalarle gloria a nuestro país. Hoy el deporte es una de las prioridades en nuestro país y quien lo practica de corazón, mucho más.