Todas las estrategias de ataques de la oposición y sus órganos de propaganda en contra del presidente Nayib Bukele no han tenido el más mínimo efecto en la opinión pública. A pesar de noticias manipuladas, campañas de desinformación y un feliz lobby internacional, el pueblo salvadoreño tiene muy claro que Bukele es la mejor opción para presidente en las elecciones de 2024.
Resulta revelador el tono y la intencionalidad de las preguntas de la última encuesta de la Universidad Francisco Gavidia (UFG).
Durante el programa Frente a Frente, de la Telecorporación Salvadoreña (TCS), tanto el entrevistado, Óscar Picardo (responsable del estudio de opinión), como el entrevistador no podían ocultar su malestar por los resultados abrumadoramente favorables para el presidente Bukele.
Picardo incluso reconoció que hicieron preguntas «experimentales» con tal de disminuir el respaldo del pueblo al presidente, pero, con desilusión, reconoció que el resultado fue mínimo.
Y el entrevistador tampoco pudo evitar su decepción al darse cuenta de que, por más ataques desde los medios tradicionales, el presidente Bukele no tiene competencia y no le afectan la altísima aprobación de su gestión.
«El presidente está inmune a todo eso. A nivel internacional es otra historia, pero a nivel local está muy clara la foto: es una foto perpleja, discutible y debatible en muchos aspectos, pero esta es la información que tenemos», reconoció Picardo con un dejo de tristeza durante la entrevista.
Y lo que pasa es que estas dos personas, como el pequeño grupo que es la oposición, no entienden que los salvadoreños están mejor y por eso le agradecen al presidente Bukele. Lo que para los críticos del Gobierno es malo, para el pueblo es la mejor noticia que ha recibido: por fin alguien mete presos a más de 57,000 pandilleros, maneja exitosamente la pandemia, construye megaobras y promueve el desarrollo nacional. Entonces, ¿por qué no va a querer que continúe en la presidencia?
Los ciudadanos lo tienen claro y todas las encuestas lo ratifican. Por ello ARENA y el FMLN amenazan con no presentar candidato presidencial en 2024: primero porque nadie es un digno adversario y, en segundo lugar, porque temen que no tendrán votos ni para conservar el registro como partidos políticos. Así es como actúan desde ya, como una oposición derrotada y sin esperanzas.