Héctor Rivas estuvo el miércoles en la ida, en el juego entre FAS y Alianza, por cuartos de final, en el estadio Óscar Quiteño, de Santa Ana.
Luego, el hincha albo decidió ir este sábado al partido de vuelta. Lo hizo en compañía de su hijo, Diego Armando, de 14 años. Los dos, ni por cerca imaginaron que estarían entre la vida y la muerte, debido a la tragedia que terminó en el fallecimiento de doce personas, hasta el sábado por la noche.
La versión más recurrente sobre el hecho es que un portón de acceso del estadio Cuscatlán, la ceder, habría alcanzado a varios hinchas del equipo paquidermo.
Las víctimas fueron atendidas, tendidas en la cancha del Monumental. Aquello era un cuadro doloroso. En el campo del Monumental estaba el recuento de las víctimas, Héctor Rivas, y su hijo, Diego Armando, quienes estaban sentados a la espera de atención médica.
Hector estaba desconcertado a la par de su hijo, que estaba en la misma condición. En el fondo, Rivas agradecía al creador que su integridad física no estaba alterada de sobremanera y mucho menos la de su retoño.
«Aca la única responsable es la dirigencia de Alianza. Eran dos puertas de casa para 5,000 personas. Cerraron el portón aproximadamente 25 minutos. La gente botó el portón, porque quería vivir y no ver el partido. A mi hijo lo aplastaron entre 20, yo pensé que se me iba. Yo solo vengo a ver a Alianza», indicó el hincha blanco.
Rivas insistió que en ese momento de caos solo luchó por su vida. «El directivo quiere que la gente venga, pero qué va a venir si la gente, con ese trato. Repito, acá el único responsable es Alianza. Yo salí de ahí para supervivir, pensé que mi hijo se me había ido, no es justo. Hay niños de 5 o 10 años que están vivos de milgaro», dijo el simpatizante aliancista.