«Nos comprometemos a empoderar a los migrantes y las diásporas para catalizar sus contribuciones al desarrollo y aprovechar los beneficios de la migración como fuente de desarrollo sostenible».
Así versa el párrafo introductorio del Objetivo 19 del Pacto Mundial para una Migración, Ordenada, Segura y Regular, adoptado en 2018. Ahora, El Salvador ha dado un gran paso en el empoderamiento de nuestra población en el exterior, con la aprobación de la Ley Especial para el Ejercicio del Sufragio en el Extranjero.
Y es que nuestro compromiso con la diáspora salvadoreña no se queda en discursos y textos bonitos, ni mucho menos solo para cumplir convenios o instrumentos internacionales. Nos vamos a las acciones.
Desde el primer día de su mandato, el presidente Nayib Bukele buscó posicionar a la comunidad de compatriotas que radican fuera del territorio en el lugar que siempre ha merecido, pero que jamás se le había reconocido como pilar fundamental para el desarrollo de nuestro país.
Son más de 3 millones de connacionales quienes residen en el exterior, nos referimos a más de un tercio de nuestra población, a quienes por años se les negó el derecho adquirido como ciudadanos salvadoreños, el derecho al sufragio.
Ahora, el Gobierno del presidente Bukele y la nueva Asamblea Legislativa han cumplido nuevamente una promesa.
En el Ministerio de Relaciones Exteriores, y específicamente desde el Viceministerio de Diáspora y Movilidad Humana, nos sentimos orgullosos y contentos de haber participado en el proceso y de ver lo que está por venir.
Ahora podemos decir que se va a ejercer el sufragio desde el exterior de manera universal, con procedimientos ágiles y sin limitantes en los comicios. Además, se ha legislado conociendo de primera mano las demandas de quienes viven fuera en el tema electoral.
Con la presente ley se da el trato igualitario constitucional a todos los salvadoreños, sin importar donde se encuentren, para que puedan expresar en las urnas el rumbo presidencial, legislativo y municipal que esperan en El Salvador.
Previo a esta ley, la realidad del voto desde el exterior era contraria a la visión planteada, ya que nunca se tomaron en cuenta las necesidades de la diáspora. Es así como se dieron mecanismos engorrosos, burocráticos y onerosos, y como consecuencia un bajísimo porcentaje de votantes en las elecciones presidenciales pasadas y una absoluta negación al reconocimiento de este derecho en las elecciones legislativas y municipales del presente año.
De igual manera, en el anterior proceso había incongruencia en los requisitos, formas y procedimientos, que afectaron la validez del sufragio, por lo que se contabilizó un buen porcentaje de votos nulos en las elecciones presidenciales de 2019.
La nueva Ley Especial para el Ejercicio del Sufragio en el Extranjero propicia los medios confiables, auditables, seguros y, a la vez, expeditos y modernos.
De esta manera, se eliminan las barreras, puesto que se facilita y se garantiza este derecho que, en definitiva, hará que los votos de nuestra diáspora cuenten.
Pero el trabajo no se queda ahí. Esta nueva ley no solo abre el camino a una mayor participación, sino que la acción más contundente y que será un parteaguas en la historia de nuestro país es que la diáspora también tendrá la posibilidad plena de optar a cargos de elección popular, es decir, a postularse como candidatos en las elecciones presidenciales, de diputados a la Asamblea Legislativa, al Parlamento Centroamericano o como miembros de los concejos municipales.
Así, nuestra comunidad en el exterior se convierte en un actor clave para la toma de decisiones.
Querida diáspora, el camino está allanado.
Nos sentimos orgullosos de cumplir esta promesa. Tengan la certeza de que seguiremos trabajando para facilitar, en todas las áreas posibles, una mayor participación cívica y política de ustedes, quienes de ahora en adelante tienen la posibilidad de ejercer sus derechos electorales. Juntos estaremos luchando, siempre y sin descanso, por construir un mejor país, con una democracia plenamente consolidada.