En el último año (junio de 2022 a junio de 2023), la aceptación por parte de la población hacia el régimen de excepción, como medida para fortalecer el Plan Control Territorial, incrementó un 17.8 %, según la última encuesta realizada por TResearch.
Desde que esta herramienta constitucional fue aplicada en marzo de 2022, el apoyo ciudadano ha sido al alza ante los resultados evidentes que está logrando, contrario a lo que la oposición política afirma.
TResearch hizo la primera medición sobre aceptación de la medida en junio de 2022, tres meses después de iniciada su ejecución, registrando un nivel de apoyo de 74.6 % y un rechazo de 16.3 %.
En marzo pasado, cuando esta estrategia de seguridad completó el primer año de funcionamiento, el apoyo de la ciudadanía había crecido significativamente, y en la medición que hizo la misma encuestadora consignó que tenía un respaldo de 88.3 %.
Pero en la medición de la opinión pública correspondiente a este mes el respaldo alcanzó 92.4 %. Si se compara con el 74.6 % que recibió hace un año en las encuestas de TResearch, se obtiene que el porcentaje de quienes están de acuerdo con que el régimen de excepción se siga implementado ha incrementado 17.8 %.
Con la aplicación de esta medida, El Salvador ha contabilizado un año completo no continuo (365 días) sin homicidios, y el promedio diario está por debajo de uno.
Para el sociólogo René Martínez, los resultados de la medida constitucional y del Plan Control Territorial han permitido construir un nuevo país, y eso es algo que la población ha sabido valorar, pues se recuperó la paz y la tranquilidad.
«No se podía construir un nuevo país con una delincuencia de gran magnitud. Hablamos de una guerra de ricos contra pobres. Se veían beneficiados de una población con miedo permanente», consideró Martínez.
Ninguna ciudad de El Salvador está en la lista de las más violentas a escala mundial, como sí ocurrió durante las administraciones de ARENA y del FMLN.
El Gobierno del presidente Nayib Bukele ha logrado desarticular estructuras delictivas que estaban instaladas en los barrios y colonias del país; además, ha controlado los centros penitenciarios, desde donde los cabecillas daban órdenes para asesinar o extorsionar a la población, y no cesa en perseguir a los que aún huyen de la justicia.