La reforma de pensiones aprobada este martes por la Asamblea Legislativa salda una deuda histórica con la clase trabajadora. La iniciativa, presentada por el presidente Nayib Bukele a través de sus ministros, reivindica los derechos de cientos de miles de trabajadores que fueron vulnerados durante la perversa modificación aprobada por ARENA-FMLN en la vieja Asamblea Legislativa para favorecer a los dueños de las administradoras de fondos de pensiones (AFP).
Ahora los trabajadores tienen garantizados mejores ingresos cuando se jubilen, pues la pensión mínima se eleva a los $400, el doble de lo que la vieja clase política había asignado y que ha ido subiendo durante el Gobierno del presidente Bukele.
Además, todos los jubilados recibirán un 30 % más en su pensión, lo que mejorará sensiblemente sus ingresos. Eso sí, el aumento tiene un tope, pues se incluye hasta las pensiones de $2,300 (que quedarían de $2,990), ya que se establece que una pensión no puede ser mayor a los $3,000, eliminando, de esa forma, el trato preferencial dado a exfuncionarios de ARENA y del FMLN que llegaron a tener pensiones vip de más de $6,000.
Para los trabajadores retirados que recibían $400, por ejemplo, su nueva pensión será de $520, en tanto que alguien que recibía $800 tendrá ingresos de $1,040.
Estos beneficios han sido posibles gracias a las medidas incorporadas por el Gobierno en la nueva ley aprobada por la Asamblea, como recortar el margen de ganancia a las AFP por administrar los fondos de los trabajadores, pues se reduce la comisión, en tanto que los patronos deberán aportar 1 % más en la cuenta de cada trabajador.
Los salvadoreños residentes en el exterior también tendrán la oportunidad de cotizar de manera voluntaria en el sistema de pensiones nacional para tener sus beneficios.
Contrario al espíritu mercantilista de ARENA y del FMLN, la reforma previsional recién aprobada no toca la edad de retiro, por lo que las mujeres podrán jubilarse al cumplir 55 años y los hombres, a los 60.
Ningún gobierno podrá tocar el dinero ahorrado por los trabajadores para cubrir obligaciones, como ocurrió en las administraciones pasadas de areneros y farabundistas.
La reforma aprobada es en beneficio de la clase trabajadora. Los diputados de la oposición se negaron a apoyarla, defendiendo hasta el último momento a sus patrocinadores y financistas. Nuevamente mostraron su vocación antipopular, algo que el pueblo salvadoreño ya tiene muy claro.