Le informo además que el interfecto en cuestión abrió su cuenta de Twitter hace poco más de un año, autodenominándose escritor y periodista, y afirmando, confusamente, que es padre e hijo de sus obras, aunque nos consta que ni siquiera terminó sus estudios universitarios.
A la fecha este sujeto tiene más de 68,000 seguidores y, según el rastreo de nuestra sección informática, el promedio de los retuits que le dan anda por 200, casi siempre más de 1,000 me gusta y también casi siempre muchos comentarios a lo que él dice.
Ya entrando en materia, lo que él dice normalmente es una mezcolanza sin ton ni son de delirios pseudopoéticos y pseudopolíticos infestados por un cierto tonillo sarcástico y zumbón muy poco amable para nosotros.
(Por cierto, obran en nuestro poder un par de fotos en las que este sujeto aparece con Roberto Silva, Felipe Ray Tyson y un tal Wichito 503, lo que a nuestro juicio explicaría su conducta bizarra y envalentonada).
Dicho lo anterior, procedo a informarle sin más vueltas ni enredijos que ayer, en horas de la tarde, el susodicho interfecto colocó un tuit o trino que literalmente dice así: «Demasiado tarde para creerte, fiscal. Ese terso allanamiento nos genera sospechas (nada que ver con tu matonería en el Minsal). No olvides que serás auditado».
Creemos que los malhadados infundios satíricos o circunstanfláuticos que el interfecto emite no son relevantes en sí mismos, pero en estos tiempos en que ya no hay moral, ni pundonor, ni higiene y ornato, la gente le cree a pie juntillas. Y es por ese alarmante motivo que elevamos este informe a vuestra exigua consideración.
Es el caso que ese deplorable tuit en cuestión rompió el celofán o se voló la barda, como quien dice, y en un par de horas tuvo más 700 retuits, 46 tuits citados, más de 3,000 me gusta y una cantidad de comentarios que no logramos establecer porque en verdad son demasiados, y uno es humano y se cansa de leer tanta ingratitud de la gente que ya le perdió el respeto hasta a los magnánimos próceres de la finca, digo, de la patria.
El problema, nuestro problema, es que más o menos el 98 % de dichos comentarios hablan de «show», encubrimiento, payasada, farsa, simulación, cortina de humo, desviar la atención del fraude del TSE y de eliminar, ocultar, desaparecer, esconder o borrar las evidencias o pruebas.
Y ya entenderá usted, muy honorable señor mío de mi ánima, que toda esa maledicencia tiene que ver con las benditas plazas fantasmas que, por definición y como ya sabemos, no existen.
No habiendo más que hacer constar y considerando lo peligrosa que está la situación para nosotros en medio de toda esta anarquía, el infrascrito se despide no sin antes preguntarle si la próxima quincena paso por el cheque a donde siempre o si será más prudente en otro ladito y en efectivo.
Firma el asesor técnico analista.