La necesidad de comunicar y plantear la forma de ver el mundo en un contexto convulso y lleno de incertidumbre por la pandemia de la COVID-19 y la guerra en Ucrania, entre otras situaciones, motivó a cuatro artistas plásticos salvadoreños a sostener conversaciones y plantear sus puntos de vista desde sus realidades.
Los diálogos que sostuvieron el artista plástico Óscar Pérez, el artista y curador Mauricio Esquivel, el escultor Edwin Soriano y el fotógrafo Enrique Alarcón desde la sensibilidad y la conexión con su entorno los hizo identificar que tenían preocupaciones en común que tienen que ver con los efectos negativos de la carrera tecnológica.
Algunos temas que el grupo abordó son el surgimiento de nuevas formas de relacionarse de los humanos a través de las plataformas digitales como las redes sociales, los nuevos modelos de negocios automatizados que utiliza la inteligencia artificial, hasta las actividades de los empresarios más ricos del mundo que, en medio de una pandemia, enfocan sus recursos en la exploración del turismo espacial con miras a colonizar otros planetas.
Estas conversaciones provocaron una potente reflexión sobre el impacto negativo que está provocando la carrera tecnológica en un momento de quiebre para la humanidad entera con la pandemia de la COVID-19.
Los artistas coincidieron en la necesidad de plasmar sus diálogos en una muestra de arte que invite a los espectadores a continuar estas reflexiones.
De esa manera nació la primera muestra de arte colectivo-colaborativo denominada «Mantenerse humano», un nombre que seleccionaron de una cita del escritor George Orwell que dice: «Lo importante no es mantenerse vivo, es mantenerse humano», con la que conectaron todas sus ideas hasta visualizarlo como una alternativa ante los procesos coyunturales que consideran suponen un «retroceso» para la humanidad.
«La esencia de esta exposición es detonar una conversación de cómo estamos llevando nuestro sistema de producción, cómo el desarrollo de nuestra especie nos ha llevado hasta donde estamos ahora, a partir de tres fenómenos de fondo que están afectando al planeta, que son el cambio climático, la pandemia por la COVID-19 y el conflicto geopolítico en Europa del Este», detalló el artista plástico Óscar Pérez.
La colección está instalada en la Sala 4 del MARTE, donde los visitantes pueden apreciar un conjunto de obras creadas con diferentes técnicas, como instalación, dibujo, pintura y escultura, que trabajaron desde 2020.
Una experiencia que invita a repensar
La exposición fue pensada, instalada y ambientada para estimular los sentidos de los espectadores y que estos puedan disfrutar de toda una experiencia parecida a un viaje aéreo o espacial desde el cual es posible ver la humanidad desde diferentes perspectivas.
Desde que se ingresa al salón es posible identificar un contexto sonoro que transporta a una órbita diferente. El sonido fue creado especialmente para la muestra de arte por Rubbert Ponce, integrante del grupo musical salvadoreño Safari Volvo.
El recorrido inicia con una pieza que hace referencia a la emergencia por la pandemia, que es el contexto que originó las conversaciones entre los artistas.
Se trata de una maqueta compuesta por dos contenedores colocados con las puertas de acceso una frente a la otra, que hace referencia a la abrumadora experiencia de Mauricio Esquivel durante el momento más crítico de la pandemia, cuando en un hospital cercano a su lugar de residencia en Nueva York se apilaban los cadáveres en depósitos de este tipo como consecuencia del colapso del sistema de salud.
De acuerdo con Esquivel, eso representa las experiencias de cada uno de los integrantes de la muestra en ese momento.
Un segundo prototipo simula los materiales de construcción que se utilizan para la creación de una vivienda mínima, que para los artistas tienen un gran significado porque representa la forma de vida de las mayorías, de las personas con escasos recursos, que son las más afectadas con el surgimiento de fenómenos de este tipo.
En el centro se encuentra instalada una enorme ciudad creada a partir de desperdicios plásticos como piezas de televisores, ventiladores, celulares, computadoras, botes de champú, dispensadores de alcohol en gel y otros desechos que, con la visión del artista Óscar Pérez, han tomado un nuevo significado.
«Es una ciudadela creada desde la especulación, pero que también puede representar nuestro presente y de ahí la intención de la iluminación de generar un símil, generar un paralelo entre el presente y el futuro, ya que en el reflejo es posible reconocer íconos de la ciudad de San Salvador y nos podemos familiarizar con nuestro entorno urbano», indicó.
La ciudad se ubica alrededor de un centro gravitacional que le proporciona una enorme pieza de escultura creada por Edwin Soriano, con piedra basáltica.
En otros puntos de esta urbe se encuentran dispersas otras piezas similares que representan antiguas civilizaciones que nos hacen recordar la época prehispánica.
En una de las paredes hay una colección de fotografías en blanco y negro tomadas con un dron en diferentes puntos de San Salvador, como la cordillera del Bálsamo, algunas partes del litoral, La Libertad, que propone una visión panóptica del autor Enrique Alarcón.
El fotógrafo utilizó una técnica para obtener unas imágenes circulares con la intención de generar una analogía con las formas de las células. Su visión es «entender el territorio como una entidad viviente, como una entidad que tiene su propio pulso».
En otra parte de la exposición hay dibujos de hojas secas que uno de los expositores encontraba todos los días en las calles de Brooklyn cuando se iba de regreso a casa. Él las fotografió para luego dibujarlas, porque consideró que era la mejor forma de representar la metáfora del vestigio de la vida.
Otra pieza interesante es una fotografía de una semilla que se asemeja a la forma de una nave espacial. De acuerdo con Pérez, esa pieza indica que «las semillas son conductos de vida y la reflexión de cómo una planta lejana pudo migrar una partícula a un asteroide y traer gérmenes, de cómo pudimos llegar de una constelación lejana a colonizar el planeta».
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DATOS IMPORTANTES
• La muestra se creó en un periodo de tres años.
• La exposición permanecerá abierta hasta el 13 de agosto de 2023.
• Se puede visitar de viernes a domingo de 10 de la mañana a 4 de la tarde. Los viernes y sábados, el costo de la entrada es de $1 y el domingo es gratis.
• El grupo musical Safari Volvo conectó con los argumentos de esta muestra de arte que utilizó el diorama como parte del video de su canción «Behind the Sun».
• El discurso de la exposición está creado en retrospectiva iniciando por el presente hasta terminar con el origen de la vida.
• Parte de la introducción fue creada con un programa de inteligencia artificial.
• Las piezas no están identificadas con fichas técnicas porque los creadores no desean destacar las autorías, sino el mensaje.
• Los creativos adelantaron que continuarán este proyecto creativo con dos muestras de arte más enfocadas en la identidad y el origen de la vida.