Cuánta diferencia hay entre llegar a la política para servir y servirse de la política. Cuántos gobiernos llegaron con promesas de trabajar por un país mejor y se fueron sin pena ni gloria dejándolo en peor situación.
La historia salvadoreña no miente, no se puede borrar o querer presentarla de otra forma, mucho menos reescribirla desde las redes sociales, desde el exilio. Lo hecho hecho está.
Pero siempre existe la posibilidad de escribir una nueva historia. Desde junio de 2019, el Gobierno del presidente Nayib Bukele se propuso hacer lo que todos los demás no hicieron en favor de la población. Los proyectos hechos realidad en todos los ámbitos hablan por sí mismos.
El lunes pasado por la noche, los salvadoreños fuimos testigos de otra demostración de un líder, un animal político, como lo denomina un querido amigo, de que cuando se quiere servir, se puede, y no importa los obstáculos que haya que vencer.
La nueva planta potabilizadora Torogoz es otro hecho irrefutable de un buen gobierno, de un liderazgo indiscutible, que fue capaz de recuperar lo irrecuperable, de convertir un monumento de corrupción en una obra para beneficio de 1.5 millones de salvadoreños.
Me entusiasma enormemente ser parte de un Gobierno que está al servicio del pueblo, porque desde el lunes, la ANDA empezó a escribir su parte hídrica en la nueva historia, con la modernización y rehabilitación de la planta potabilizadora Torogoz.
Con maestría, el presidente Bukele dibujó cómo encontramos esta planta, llamada anteriormente Las Pavas, pésimamente construida y que durante 27 años ninguno de los gobiernos de ARENA y el FMLN repararon ni le dieron mantenimiento. Simplemente porque nunca les interesó llevar beneficio a los salvadoreños.
Dejaron las bombas tiradas y millones de dólares se perdieron. Nos heredaron una planta que en poco tiempo dejó de ser útil, a punto de colapsar y que fácilmente dejaría sin agua a más de un millón de personas.
En 2019, el presidente Bukele ordenó inmediatamente que se diseñara un proyecto para recuperarla y que fuera sostenible en el tiempo, causando el mínimo impacto en la población. Ahora es una realidad. La planta Torogoz permitirá el abastecimiento del 40 % de la población del Área Metropolitana de San Salvador.
Como parte del trabajo, se ha hecho una ampliación, rehabilitación de obras hidráulicas, eléctricas, sustitución de equipos no solo en bocatoma, sino en las estaciones de bombeo 1, 2 y 3; también renovación total y automatización de líneas de producción, una sala de control que cuenta con un sistema SCADA y un laboratorio de control y aseguramiento de calidad de primer mundo. Lo que significa una inversión de $78 millones: $61.5 de Francia, $16.5 del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) y la modernización del laboratorio gracias al pueblo y al Gobierno español.
Hemos hecho obras adicionales: subestación eléctrica, laboratorio, reservorio, tanque de recuperación y la automatización en la dosificación química; además, hemos incrementado la producción de 1.6 a 3 metros cúbicos por segundo.
Gracias al laboratorio inaugurado ayer, con una inversión de $250,000, contamos con una planta con tres áreas, una es cromatografía de gases y metales pesados. La tecnificación, innovación, tecnología y el desarrollo son cuatro elementos básicos con los que cuenta la planta Torogoz.
Este proyecto, junto con otros cuatro que echaremos a andar en la ANDA, cambiará nuestra realidad en el tema del agua. Y estamos seguros de que este país saldrá de la crisis del agua en que nos dejaron sumergidos los gobiernos anteriores.
Este es un paso más que demuestra el compromiso de este Gobierno con la población salvadoreña. Atrás queda la historia de lo inservible de Las Pavas y damos paso al agua de calidad que proporcionará la planta Torogoz.