Al cierre de 2022, es importante tener presente cuál es el estado de situación de El Salvador en el contexto de su desempeño económico, tomando en cuenta los factores incidentes de su entorno. Sin duda, la economía mundial se encuentra afectada por una inflación predatoria y, sobre todo, por el efecto de las medidas de contención que aplican los bancos centrales de países industrializados.
Quizá la economía de mayor influencia sea la de EE. UU., que combate enérgicamente una descontrolada inflación que se encuentra en 8.1 %, elevando sus tasas de interés agresivamente. A esto se suma la presión de una profunda crisis energética que se agrava con la guerra de Ucrania. Esta situación exige fuertes medidas monetarias de contención colocando a la Unión Europea, EE. UU., y, por extensión, al mundo entero al borde de una recesión sin precedentes desde 1929. Esta inflación se deriva del estancamiento económico originado en el año de mayor impacto de la pandemia 2019-20, que causó la desintegración de la cadena de suministros del sector productivo y financiero, misma que se agudizó con la crisis energética. A esto debe sumarse el efecto de las medidas tomadas por los bancos centrales con masivos subsidios. EE. UU. emitió trillones de dólares y los países europeos siguieron el mismo rumbo con emisiones monetarias sin medida. Esta política monetaria nociva causó la caída del euro, libra esterlina, yen y otras.
La revaluación desmedida del dólar estadounidense, colocándolo como la moneda más cara del mundo, afectó a todas las economías, pero especialmente a los países más pobres. Como resultado, Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal de EE. UU., decidió adoptar las medidas más drásticas para encarecer rápidamente la moneda y bajar el consumo desmedido. Lo hizo en alzas sucesivas en tramos de 0.75 % hasta llevarla, este diciembre, a 4.5 %. Esta medida causó descontrol y pérdidas en el mercado de valores. La medida de la Fed fue pronto seguida por el Banco Central Europeo, que elevó sus tasas a 2.5 %, consideradas muy bajas por la Sra. Lagarde, proponiendo mayores alzas. También el Reino Unido elevó sus tasas a 3.5 %.
El efecto inmediato de tales alzas causa el encarecimiento de los préstamos bancarios, especialmente el mercado de los bienes raíces. Por muchos años, el crédito hipotecario había estado al 2.5 % de interés, con las medidas se eleva a más del 6 %. Préstamos personales para bienes y automóviles sufren alza a su vez.
Con la perspectiva de recuperación pos-COVID-19, el mercado inmobiliario, uno de los sectores más influyentes en la economía, realizó grandes inversiones en viviendas. Con el encarecimiento de los préstamos, los créditos no están al alcance de los compradores. El mercado se vuelve errático y temeroso de una recesión prolongada.
Es de tomar en cuenta que la Reserva Federal toma sus decisiones conforme a una gama de datos valorativos, no solamente inflación. De tal forma que datos de consumo, índices de producción, la tasa de desempleo, que se mantiene por debajo de 3 %, y la demanda de empleo agregada ayudaron para que el alza de la FED en diciembre fuera de 0.50 % y no de 0.75 %.
Es claro que El Salvador continuará durante 2023 influenciado por los efectos inflacionarios mundiales. Es importante también destacar que las 11 medidas adoptadas por El Salvador para paliar la crisis, especialmente en el tema energético y alimentos, son políticas acertadas. La perspectiva de 2023 es incierta, la inflación predatoria tiende a decrecer en EE. UU., pero no en el corto plazo. El precio de las materias primas, transporte y factura petrolera, entre otras, persistirá influenciado por los efectos de la economía de Estados Unidos.