Y está entrando el 1 % de criminales al Centro de Confinamiento del Terrorismo. Estos terroristas nos mantuvieron confinados al 99 % de los salvadoreños honrados en nuestros barrios, colonias, municipios, cantones, en todo el territorio de nuestro amado país por mucho tiempo, en complicidad con la cúpula ARENA-Frente. Gracias al exitoso Plan Control Territorial y a los dirigentes nos sentimos liberados y en paz, hoy disfrutamos de la libertad, hoy nuestros mortales carceleros están entrando a pagar sus penas. La inauguración del Centro de Confinamiento del Terrorismo marcará un antes y un después en la historia sobre la seguridad.
El nuevo Centro de Confinamiento del Terrorismo, que está por inaugurarse, contará con tecnología de punta y la infraestructura y la ubicación «ad hoc», tendrá un centro de información e inteligencia con lo adecuado en el rubro de la seguridad. El Gabinete de Seguridad ha dado muestras de alta experiencia de forma sobrada, estamos en buenas manos. Un agradecimiento especial al Gabinete de Seguridad, a todos los miembros de la corporación policial y del Ejército. Nos estamos volviendo un referente en Latinoamérica en materia de seguridad.
El centro seguirá un régimen especial y una filosofía particular, ya que los terroristas internos en el mismo tuvieron en la mente y cometieron acciones para crear un clima de terror e inseguridad para intimidar a la población y alterar el orden establecido. Esto lo desarrollaron por más de 20 años en nuestro país, infundieron temor a la población honrada, con consecuencias socioeconómicas negativas para todos. El Estado tiene la potestad para actuar en consecuencia, como lo que pretendían estos grupos era la dominación de la población mediante el terror y la intimidación, está en todo el derecho de dominarlos con todas las herramientas legales y de seguridad; y ante ese comportamiento el aislamiento es de carácter obligatorio.
Las acciones delincuenciales de los grupos terroristas en El Salvador, con la complicidad de los gobiernos de turno y de todos los organismos pro defensa de los derechos humanos, minaron la moral de la mayoría de la población honrada y trabajadora, la confinaron física y mentalmente, limitaron nuestra creatividad, nuestro emprendimiento y nuestras ganas de salir adelante e impidieron que muchas empresas se instalaran en el país. La reacción del Estado actualmente es la correcta, al confinar a ese 1 % de la población en beneficio del 99 %.
¿Dónde estaban los derechos humanos cuando al ciudadano honrado que no pudo cumplir las exigencias de los terroristas le hicieron un juicio sumario y le quitaron la vida? ¿Por qué el Estado no puede hacer lo mismo mediante las leyes?, en un futuro cercano se tendrá que actuar en esa vía. Será parte de las soluciones para resarcir el daño y eliminar el temor en el cuerpo social para no permitir que ese tumor se vuelva a desarrollar.
Las medidas de este momento en el tema de seguridad son las adecuadas según las características de este período; estas tendrán que mutar y evolucionar hasta este punto, muchos se rehabilitarán con el exitoso Plan Cero Ocio, con toda la infraestructura de producción industrial, agrícola y el apoyo a la sociedad; esta oportunidad es para los que no han cometido actos de terrorismo. Los centros penitenciarios seguirán evolucionando en centros de rehabilitación y reinserción, como ya se está haciendo en la actualidad.
Al crear más oportunidades para la población honrada se reducirá drásticamente la delincuencia y esto permitirá mayor inversión nacional y extranjera, más y mejores programas de inserción, deportes, arte, tecnología, diversión sana y programas de valores humanos y cívicos. El crecimiento económico individual y colectivo se potencializa cuando el ser humano tiene en su ser paz y tranquilidad, se enferma menos, discute menos, tiene más energía, es más productivo, se concentra en lo importante, mejora su actitud y su comportamiento. La situación en la que nos encontrábamos los ciudadanos honrados nos provocaba un exceso de estrés y cansancio extremo. Todas las limitaciones que llevó el pago de esa maldita renta, cuidar de no llegar a territorio contrario, sufrir por la inseguridad de nuestros hijos y de toda la familia, velar y llorar a los fallecidos. ¿Cómo resarcir al trabajador y al empresario honrado los millones de dólares que se entregaron para proteger la vida? ¿Cómo resarcimos a los familiares de los más 120,000 muertos de los terroristas?, ¿la migración forzada, la angustia? Los resarcimos tomando las siguientes medidas:
confinamos a los terroristas con medidas de seguridad extremas, trabajamos en la legislación adecuada, la discutimos y llevamos a consenso (pena de muerte), el resto, confinamiento perpetuo, el que no entendió y quiere seguir, o comenzar esta vida delictiva, ya sabe las consecuencias. Estamos seguros de que será un mínimo porcentaje hasta erradicarlo completamente, y luego todo el proceso para brindar a nuestros jóvenes las oportunidades y el apoyo en todos los ámbitos. Esto trae un efecto dominó positivo, mayor seguridad, mayor inversión, más y mejores empleos, más obras de infraestructura en beneficio de todos y vuelve el ciclo virtuoso. No es venganza, es justicia.
¿Utopía? No. Es el proceso que acertadamente ya se comenzó y en el que el 97 % estamos de acuerdo. Al restante 3 % y a los medios que lo apoyan, los que tienen un problema para cada solución, a esos no se les hace caso.
Los buenos salvadoreños nos sentimos felices, en paz, en libertad y muy productivos, y eso es lo que importa.
El Plan Control Territorial y el régimen de excepción han sido un éxito, los resultados ahí están, nos estamos convirtiendo un referente en Latinoamérica y aún faltan tres fases. Luego de controlar el territorio unos años más viene el plan de crecimiento territorial y la fase final, el desarrollo territorial con infraestructura moderna, con la mentalidad de triunfo de la población. Serán nuestros descendientes los que lo desarrollarán aún más; nosotros los buenos salvadoreños liderados por el presidente Nayib Bukele lo comenzamos hace tres años.
Lo importante es que la mayoría nos sentimos libres, felices, en paz y con energías positivas para salir adelante, porque sabemos que vamos por buen camino.