- Antecedentes históricos
La isla de Taiwán, autollamada desde octubre de 1949 República de China, tiene en duda su estatus político, pues según la República Popular China (RPC) se trata de una provincia separatista. Conocida también como Formosa (Hermosa, en portugués), fue refugio en octubre de 1949 de los nacionalistas chinos del generalísimo Chiang Kai-Shek del Partido Kuomintang (KMT) derrotados por el Ejército Popular de Liberación del Partido Comunista de Mao Zedong.
En las elecciones del pasado 13 de enero en Taiwán salió vencedor el independentista Lai Chingte, del Partido Progresista Democrático (PPD). Al día siguiente el gobierno de Taipéi pidió a Beijing «enfrentar la realidad» surgida de la voluntad popular, a lo que el canciller Wang Yi, de la RPC, advirtió que cualquier iniciativa a favor de la independencia de Taiwán será «duramente castigada, ya que solo hay una China y Taiwán es parte de ella. Taiwán nunca fue un país. No lo fue en el pasado y ciertamente no lo será en el futuro», afirmó.
La Resolución 2758 de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) aprobó el 25 de octubre de 1971 el reconocimiento de la RPC como el único representante legítimo de China ante la ONU, expulsó a los representantes de Chiang Kai-shek del puesto que ocupaban ahí ilegalmente y le asignó uno de los cinco asientos de su Consejo de Seguridad. El 1.º de enero de 1979, EE. UU. reconoció a la RPC como el único gobierno legal en el país asiático y apoyó la existencia de una sola China, de la cual Taiwán forma parte.
- Las elecciones de Taiwán
Chen Binhua, portavoz de la Oficina de Asuntos de Taiwán del Consejo de Estado de la RPC, indicó que los resultados revelan que el PPD no representa la opinión pública de Taiwán. Al señalar que Taiwán es el Taiwán de China, Chen afirmó que las elecciones no cambiarán el panorama básico ni la tendencia de desarrollo entre ambos lados del Estrecho de Taiwán, mucho menos la aspiración taiwanesa a la reunificación de China.
En las declaraciones de China está patente el espíritu del Consenso de 1992, que encarna el principio de una sola China. Chen Binhua recalcó que se oponen a las actividades separatistas a favor de la «independencia de Taiwán», así como a la injerencia extranjera. El ministro chino de Relaciones Exteriores, Wang Yi, advirtió que «si alguien en la isla de Taiwán piensa en buscar la independencia, estará […] intentando dividir a China, y sin duda será duramente castigado tanto por la historia como por la ley».
Estados Unidos apoya a Taiwán, pero mantiene relaciones diplomáticas plenas con China, que exige romper con Taipéi a los países con los que entabla vínculos. Taiwán mantiene relaciones con solo 12 países en el mundo, relaciones que mantiene a flote con «la diplomacia de la corrupción», como el caso de El Salvador, donde Taiwán corrompió con millones de dólares a los últimos presidentes Francisco Flores, Antonio Saca, Mauricio Funes, Salvador Sánchez Cerén, todos comprados con los dólares corruptos de Taiwán a cambio del voto favorable de El Salvador en los organismos internacionales.
Contra esa diplomacia corrupta de Taiwán que tanto daño hizo a la clase política salvadoreña de derecha e izquierda, experimentamos hoy la diplomacia de la cooperación solidaria de la RPC, que ha donado una biblioteca nacional, un estadio con butacas para 50,000 personas, un sistema de potabilización del lago de Ilopango que beneficiará a un cuarto de millón de usuarios, entre otros.
El portavoz Chen Binhua ha recalcado que la cuestión de Taiwán es un asunto interno de China. Sean cuales sean los cambios que se produzcan, el hecho básico de que hay una sola China en el mundo y Taiwán es parte de China no cambiará. Y es que el principio de una sola China es el ancla sólida para la paz y la estabilidad en la región. La comunidad internacional, donde se cuenta el pueblo salvadoreño y sus dirigentes, seguirá adhiriéndose al principio de una sola China, y comprenderá y apoyará la justa causa del pueblo chino de oponerse a las actividades secesionistas proclives a la «independencia de Taiwán», y esforzarse por lograr la reunificación nacional.