La empresa familiar de construcción de Albert Bernal, de 42 años, es una de las más reconocidas en Ontario, Canadá, entre compañías italianas y croatas por su mano de obra salvadoreña. Este logro enorgullece al connacional, ya que es un área con una gran demanda en la provincia. Aunque huyó en dos ocasiones de El Salvador por las pandillas y falta de oportunidades, actualmente desea invertir con un negocio de aves en Zapotitán, La Libertad.
La compañía 7 Contractions, que nació hace 3 años, ha tenido subcontratos para proyectos de viviendas que van de 3 a 5 años por empresas como Losani Homes y Mattamy Homes. «Dicen que no han encontrado mejor mano de obra que la del salvadoreño, porque es eficiente y siempre están dispuestos. [La comunidad] ha logrado ocupar un lugar importante dentro del rubro», compartió Bernal a «Diario El Salvador».
A través de este negocio ha empleado a salvadoreños, cubanos, colombianos y mexicanos, pero actualmente operan más sus parientes. Su meta es que sus hijos hereden la empresa y continúen el legado de El Salvador en el exterior, pues para llegar a la estabilidad económica tuvo que huir del país en dos ocasiones.
El originario del departamento de La Unión emigró en 1999 a Estados Unidos y se dedicó a la pintura de viviendas durante 11 años, luego con aspiraciones de solicitar asilo se trasladó a Canadá con su familia. En 2010 presentó su caso a las autoridades judiciales y en 2013, fue denegado el amparo migratorio. Un año después fue deportado junto a su esposa, dejando a sus cuatro hijos con otra familia.
Los esposos intentaron incorporarse al ámbito laboral en El Salvador durante nueve meses, pero al no tener ningún ingreso económico, intentaron una vez más la peligrosa travesía hasta Canadá. «Con el FMLN la seguridad era imposible», dijo.
Después de enfrentar otro proceso obtuvieron la ciudadanía y han podido viajar a El Salvador en varias ocasiones. «Hemos podido ver los logros que se están dando en nuestro país», expuso.
«Comparado a lo que vivimos en 2014 a la actualidad, es una diferencia abismal, pude conversar con las autoridades de El Salvador y hay un respeto por el ciudadano», manifestó.
A criterio del salvadoreño, ahora no existen motivos para querer salir del país a menos que sean casos excepcionales. «[Acá] no es el país de las maravillas, como dicen, nosotros tenemos un país de ensueño», insistió.
De no ser porque sus hijos deben culminar sus estudios académicos, Bernal señaló que ya se hubiera regresado a vivir a El Salvador, pero en sus planes está hacerlo. Ya tienen avances en su negocio de crianza de pollos en Zapotitán. «Estamos en el camino correcto, el país ha cambiado y seguirá cambiando», agregó. La familia está lista para votar el 4 de febrero en Canadá en las elecciones presidenciales y legislativas, según el empresario.