Una de las peticiones más absurdas que la Asamblea Legislativa saliente ha hecho al presidente Nayib Bukele es la destitución del ministro de Salud, Francisco Alabí, por el «mal manejo de la pandemia». La situación es más surrealista porque los legisladores de ARENA y del FMLN quieren, además, enviar un informe a la Fiscalía General de la República, así como al Congreso y al Senado de Estados Unidos.
Los diputados no reelectos argumentan que el Gobierno no tomó suficientes pruebas PCR a los trabajadores de primera línea. Lo más irónico del caso es que lo hacen justo el día en que El Salvador alcanzó la vacunación de más de 547,000 personas no solo de la primera línea de atención de salud, sino también docentes de escuelas públicas y privadas y de universidades, bomberos, militares, policías y adultos mayores. Ayer incluso empezó la inmunización de los periodistas como personal de segunda línea, debido a que acceden a los hospitales y trabajan el reporteo en la calle.
En Centroamérica, Costa Rica amanece sin camas para los pacientes más graves de la COVID-19, Guatemala tiene los hospitales a punto de la saturación crítica y Honduras cuenta con zonas en las que seis de cada 10 pacientes con coronavirus fallecen, además de que aún no sale del fraude de los hospitales móviles que fueron adquiridos. En Nicaragua, extraoficialmente, hay más de 3,000 fallecidos, aunque el Gobierno lo niega.
El Salvador, por su parte, encabeza la respuesta institucional en contra de la pandemia. No solo se ha avanzado con la vacunación a escala nacional, sino que cada día más de 40,000 (dos días con más de 50,000) personas reciben las dosis anti-COVID-19. El presidente de Costa Rica ha dicho a sus ciudadanos que los que tengan oportunidad de viajar a Estados Unidos para aplicarse la vacuna que lo hagan, porque será más rápido y eficiente que hacerlo en su país.
La vacunación es masiva tanto en el megacentro del Hospital El Salvador como en las unidades comunitarias de salud familiar y en las unidades de salud, en una experiencia expedita y que avanza viento en popa. Los hospitales no están saturados y la cifra de los fallecidos por la pandemia es de las más bajas. Pero los diputados insisten en que hay un mal manejo.
A los diputados salientes les queda poco más de una semana para entregar sus puestos, pero se esmeran para que su despedida sea memorable. Solo Dios sabe qué es lo que tienen preparado para las dos sesiones plenarias que restan en este período legislativo, las dos últimas oportunidades para figurar.