El país ha perdido a dos grandes artistas, cada uno consagrado en su arte y donde pusieron de manifiesto los dones recibidos. Ernesto Alejandro Rodríguez Flores, conocido mundialmente como Tito Flores, falleció en su casa de San Salvador.
La gran agrupación musical que formó, Orquesta San Vicente, anunció su deceso en redes sociales. «Hasta siempre, maestro», expresa el comunicado que la orquesta hizo público.
En el documento se destacan los 71 años de vida artística del compositor, arreglista, músico y director de orquestas. Por disposición de Flores, sus restos serán inhumados en su natal San Vicente.
El gran danzante folclórico del país, Vicente Aguiluz, más conocido como el Indio de Cuscatlán, también murió ayer.
El maestro estuvo ingresado en los últimos días en el Seguro Social debido al cáncer invasivo que sufría.
Su gran trayectoria comienza junto con la emblemática e histórica bailarina Morena Celarié; juntos integraron el primer grupo de danza folclórica en la historia de El Salvador.
Diversos gremios artístico-culturales, familiares y amigos lamentan los decesos, pero enaltecen los enormes aportes culturales que ambos personajes, Tito y Aguiluz, han dejado para el país. Descansen en paz.
Está en el «paraíso musical»
La Orquesta San Vicente amaneció de luto ayer y anunció el deceso de su director, Tito Flores, a los 79 años. «Con profundo dolor, comunicamos el fallecimiento de nuestro querido esposo, padre, abuelo, director y maestro Tito Flores», expresó la orquesta en Facebook.
Flores falleció por causas naturales en su residencia de San Salvador, mientras se encontraba acompañado de su familia y del personal médico que lo atendió.
El talentoso Tito Flores dejó un legado para la música salvadoreña junto con la Orquesta San Vicente, que continuará bajo la tutela de sus hijos y su esposa.
Desde el momento en que Tito Flores comenzó a sufrir de problemas cardíacos, su hijo mayor, Denys Flores, tomó la dirección de la orquesta en los escenarios, hace siete años.
La orquesta informó que Tito sería velado ayer en la funeraria La Auxiliadora, en San Salvador, y este día en su casa de San Vicente.
Sus restos serán trasladados al cementerio Santa Fe, en la capital de la cumbia, según la voluntad del talentoso artista salvadoreño.
En un comunicado de la orquesta se expresa que Flores celebró 71 años de trayectoria artística.
Fue nombrado Hijo Meritísimo de San Vicente en 2015 por parte de la alcaldía de San Vicente por la creación de la canción al pueblo de San Sebastián.
Además, fue declarado Distinguido Músico y Compositor Salvadoreño en 2007 por la Asamblea Legislativa.
Cuando cumplió 45 años de vida artística, Telemundo le dio un reconocimiento. En 1976, a embajada de El Salvador en Washington y la Asociación Americana de Músicos Hispanos lo nombraron Músico del Año.
El noviembre de 2020, la Lotería Nacional de Beneficencia organizó un sorteo en honor de la Orquesta San Vicente, y Tito recibió el reconocimiento.
«Su música se escucha en 69 países y se ha reproducido más de 20 millones de veces en las diferentes plataformas digitales. Hizo 136 giras internacionales, llevando su ritmo a países como Canadá, Estados Unidos, México, Colombia, Venezuela y toda Centroamérica», se indica en el comunicado.
Se añade: «Este día [ayer] fue llamado al paraíso musical el Maestro del Ritmo Tito Flores», y se reitera que será su hijo Denys quien seguirá con el legado musical.
Hasta siempre, Indio de Cuscatlán
El gran danzante del folclor salvadoreño, Vicente Aguiluz, murió ayer mientras estaba interno en la unidad de cuidados intensivos del Hospital Médico Quirúrgico debido a un invasivo cáncer que en cuestión de meses se propagó en su cuerpo, confirmaron fuentes cercanas al artista.
El Indio de Cuscatlán, como era conocido popularmente el maestro, será velado en Capillas Memoriales, en San Salvador, y enterrado en el cementerio Jardines del Recuerdo, siempre en la capital.
Según se informó, Aguiluz se preparó para este momento cuando compró su servicio funerario y dispuso sobre el descanso de sus restos.
El artista deja un legado imborrable en la historia de la danza folclórica, que empezó desde que se unió al sueño de Morena Celarié para fundar el primer grupo de danza folclórica en El Salvador, donde fue compañero y maestro de grandes artistas.
Eso ocurrió en 1961, cuando Aguiluz tenía solo 23 años y se encontraba estudiando en el Teatro de Bellas Artes. Celarié publicó en los periódicos de circulación nacional de ese entonces sobre la posibilidad de audicionar para integrar el grupo de danza y Aguiluz se inscribió de inmediato.
El salvadoreño fue discípulo del reconocido bailarín español Edmundo Barbero. Durante su trayectoria cosechó muchos éxitos y uno de ellos es ser Artista Distinguido de El Salvador, un reconocimiento que le entregó la Asamblea Legislativa en 2014.
«Hoy se abre una página más en el libro de la historia de la danza folclórica salvadoreña. Gracias a la honorable Asamblea Legislativa y a todos los que tuvieron a bien darme esta honrosa distinción. Gracias por premiar la danza folclórica a través de mi persona», dijo durante la distinción legislativa el gran maestro. Fueron 61 años de trayectoria del Indio de Cuscatlán y 85 años de vida. Estos últimos los cumplió el pasado 19 de julio.