«Se necesita señorita para trabajo, con buena presentación, en Lourdes, Colón», fue el clasificado que, clave Génesis leyó en un periódico nacional a finales de abril de 2017, el aviso llamó su atención y de inmediato se puso en contacto con los contratistas. Génesis consiguió el trabajo con el que iba a mantener a su hija, de unos 5 años y ayudaría la economía de su grupo familiar, sin embargo, la mujer no recibió el pago ofrecido, por el contrario, fue obligada por sus empleadores a tener relaciones sexuales con los clientes y hasta privada de libertad.
Génesis fue víctima de trata de personas en la modalidad explotación sexual, delito por el que el tribunal Primero de Sentencia de Santa Tecla condenó a 13 años de prisión a Irma Yaneth Rodríguez y Jacqueline Elena Velis Landaverde. El ilícito es sancionado con penas de entre 10 a 14 años, de acuerdo con el artículo 54 de la Ley Especial contra la Trata de Personas en El Salvador.
La víctima narró, en su denuncia, que todo comenzó en abril de 2017 cuando se dio cuenta de un empleo, a través de un clasificado en el periódico, el cual no daba mayores especificaciones que sólo una señorita con buena presentación para trabajar en la zona de Lourdes, Colón, y tenía un teléfono de contacto.
Génesis contó que llamó en varias ocasiones al número brindado, pero como no hubo respuesta se contactó vía Whatsapp y escribió «necesito trabajar» y preguntó ¿sobre qué trataba la oferta de empleo?
La víctima relató que la respuesta por esa vía fue rápida y le explicaron que tenía que atender clientes en una cervecería, el contratista le consultó si era mayor de edad y le dijo que iba a ganar $300 quincenales. Además, le preguntó: ¿para cuándo estaba disponible?
La víctima acordó con el contratista el inicio de labores para el 11 de mayo y el lugar donde pasaría a recogerla sería una pasarela situada cerca de Metrocentro Lourdes.
Las estadísticas de la Policía Nacional Civil (PNC) detallan que entre 2019 y 2020 recibieron 134 denuncias en todo el país por el delito de trata de personas, de este total; 23 fueron hombres, 74 mujeres y 37 sin identificar. El departamento de San Salvador está a la cabeza con 42 casos, le sigue San Miguel con 24.
El día llegó. Génesis estaba puntual en el lugar y recibió una llamada de una mujer que quería saber qué tipo y color de vestimenta llevaba ese día y para darle características del vehículo que pasaría a recogerla. La mujer también le dio características de su vestimenta, que su cabello era color rojo y que con ella iban dos «cipotes».
«En el carro iba una señorita que le dicen Tatiana, de unos 22 años, al conductor lo describe de 25 a 30 años, piel trigueña, 1.70, le decían Vladimir y mediante reconocimiento de fotos se identificó como Juan Antonio Elías Hernández», se lee en parte del testimonio.
Génesis narró que el viaje duró, alrededor de 20 minutos, y al llegar a la cervecería, Tatiana le presentó a la hija de la dueña del negocio, que era conocida como Elena (Jacqueline Elena Velis Landaverde) quien le explicó que el trabajo consistía en atender clientes, después llegó Jacqueline Landaverde de Maldonado y la señora le volvió a recalcar que ahí tenía que atender clientes, además la presentó con las señoritas que trabajan en el lugar.
LA INDUCCIÓN Y EL ENGAÑO
Landaverde de Maldonado le explicó que las bebidas de los clientes costaban $1, pero si el cliente quería invitar a las señoritas costaban $2, y que $1 era para ella y el otro para la caja. El horario de trabajo era de 8:00 de la mañana hasta las 2:00 o 3:00 de la madrugada.
Génesis narró que luego la trasladaron a la cervecería Milenium, que era propiedad de Landaverde de Maldonado y que ahí estaría a cargo de Estefany del Carmen Landaverde. Al igual que en la primera cervecería le hablaron de sus funciones y horarios.
La víctima contó que, hasta ese momento, el trabajo no le disgustó, pero todo cambió cuando le manifestaron que dentro de sus funciones estaba brindar servicios sexuales a los clientes.
«La señora Estefany me dijo que si los clientes solicitaban servicios sexuales el costo era 15 dólares por 15 minutos, de los cuales la mitad era para mí y la otra para caja», manifestó.
Génesis se negó en un primer momento y alegó que eso no era el trabajo ofrecido. Estefany no la presionó. Sin embargo, pasados los días, Estefany estuvo de descanso y llegó Saori (Irma Yaneth Rodríguez), quien le quitó el celular porque en el trabajo no se permitían esos aparatos. Le dijo que se lo entregaría cuando saliera de trabajar, además le prohibió que se comunicara con sus familiares. La víctima se sintió privada de libertad.
Luego Irma le explicó que si los clientes solicitaban servicios sexuales el cobro era de 15 dólares. Nuevamente Génesis se negó e Irma le preguntó ¿por qué se negaba?, y seguidamente le expresó que ese era el trabajo que tendría que hacer y, le reconvino que si no le había dicho que debía realizar ese servicio. La presión de Irma obligó a Génesis a atender clientes que solicitaban servicios sexuales. Durante 15 días atendió alrededor de seis clientes.
La víctima contó que Irma la obligaba a vestirse de forma provocativa; debía usar minifalda, y de igual forma, tenía que ingerir bebidas alcohólicas con los clientes.
Génesis testificó que la desesperación pudo más que la necesidad del empleo y se logró comunicar, a través de su celular, con su madre a los 10 días y le manifestó que no quería estar en ese lugar porque se desvelaba mucho y la obligaban a tomar cervezas.
Tras la llamada perdieron comunicación porque Irma le decomisó el celular y fue hasta cinco días después que Génesis volvió a llamar, a través del teléfono de una compañera, y volvió a expresar que no se sentía bien y que la tenían prácticamente privada de libertad y dio detalles de la dirección de la cervecería que estaba en el centro de Lourdes a una cuadra de una venta de pizzas y de un negocio de pollo rostizado.
Ya con esa referencia, su madre fue hasta un puesto de la Policía Nacional Civil (PNC) a pedir auxilio y así que, a inicios de junio de 2017, la PNC montó un operativo preventivo en las cervecerías de la zona y solo así Génesis logró escaparse de ese establecimiento.
La víctima detalló que en ese momento no denunció por temor a que la dueña intentara hacerle daño a ella o a su familia, las demás señoritas tampoco denunciaron. Génesis tomó sus pertenencias, su celular y a escondidas salió del lugar a bordo de una patrulla.
Génesis contó a las autoridades que Jacqueline Landaverde de Maldonado tiene un aproximado de cinco cervecerías (Sinaloa, El Tenampa, El Fiestero, Milenium y el Catboy) en la zona donde la explotaron sexualmente.
De los $300 quincenales que Génesis ganaría solo le pagaron $40.