Las pandillas le declararon la guerra al pueblo salvadoreño desde hace muchos años. A pesar del dolor, luto y terror, ARENA y el FMLN prefirieron pactar con estos criminales para negociar apoyo electoral a cambio de prebendas.
La masacre cometida el fin de semana a lo largo y ancho del país provocó que el país entrara en estado de excepción para que las autoridades de seguridad pública pudieran hacerle frente a la emergencia. Nunca en la historia de El Salvador las pandillas habían cometido tantos asesinatos, por lo que la respuesta debía ser contundente.
En las primeras horas de haberse implementado el despliegue policial y militar para combatir a las estructuras criminales, más de 2,160 pandilleros fueron detenidos por las autoridades, muchos de ellos involucrados no solo con múltiples homicidios, sino también con delitos como extorsiones, violaciones, tráfico de drogas y robos.
Se implementaron medidas más estrictas en las cárceles para que los pandilleros que lanzaron la ofensiva en contra del pueblo supieran que su destino es pagar por sus crímenes.
Estas acciones contundentes del Gobierno del presidente Nayib Bukele solo pueden ser objetadas por aquellos que defienden a las pandillas.
Que los criminales sean detenidos y llevados a prisión y que las autoridades se defiendan legítimamente de ataques en su contra son acciones que algunas ONG, organizaciones internacionales y opositores en el país consideran que van en contra de los derechos humanos.
¿Alguna vez alguno de estos personajes alzó la voz por la violación de los derechos fundamentales de los salvadoreños, empezando por la vida, que fue cometida por estos pandilleros que ahora defienden?
Tampoco ha habido algún ofrecimiento internacional para apoyar al país en el combate de las pandillas, pero sí ha habido condenas por las acciones en contra de los pandilleros.
Realmente, indigna que muchos actores, locales o internacionales, defiendan más a asesinos brutales que a sus víctimas, sobre todo porque lo hacen desde una perspectiva política, calculando golpear a un Gobierno que actúa de manera firme contra la delincuencia.
Y es de esto de lo que se olvidan. Los salvadoreños están satisfechos con la guerra contra las pandillas, porque son víctimas, a diario, de sus tropelías. La opinión pública está a favor del combate del crimen y aplaude todas las medidas que llevan seguridad a los hogares.
El apoyo al presidente Bukele y a su Gobierno crece gracias a que ha sabido interpretar las necesidades del pueblo y ha trabajado para resolverlas. Y ahora se hace necesario pelear con todo lo que tenga a su alcance en contra de estas organizaciones criminales.
Y no hay ninguna duda de que así será.