El presidente Nayib Bukele anunció, el domingo por la noche, varios pormenores de la construcción de la nueva Biblioteca Nacional, donada por la República Popular China y que tendrá un costo de $40 millones solo en infraestructura, pero que asciende a $54 millones al incluir las obras complementarias y el equipamiento de esta. Se ubicará en toda la cuadra donde ahora se encuentra la actual biblioteca, alojada, desde 1994, en el edificio que fue construido para albergar un banco.
A diferencia de esa oportunidad, ahora veremos la construcción desde cero de unas instalaciones creadas para dar un impulso a la cultura nacional. La arquitectura se inspira en las olas, los arrecifes y los volcanes de nuestra tierra; además, tendrá una figura que evoca un libro abierto. Serán siete pisos al servicio de la cultura, la educación y el rescate de la memoria nacional.
La edificación de toda la obra durará dos años y estará ubicada en el Centro Histórico de San Salvador, un área a la que el presidente Bukele le apuesta desde que fue alcalde de la capital. La nueva Biblioteca Nacional será el ingreso de la arquitectura nacional al siglo XXI. Durante décadas, los gobiernos de ARENA y del FMLN no solo abandonaron el corazón del país, sino que optaron por olvidar que toda la historia como república se cruzó con esas calles.
Algunos de los opositores se rasgan las vestiduras porque la modernidad llegará al Centro Histórico cuando han sido las malas administraciones pasadas las responsables de que incluso tengamos en pie edificios que resultaron severamente dañados por el terremoto de 1986. Así de grande es la hipocresía. Tuvieron décadas para revitalizar el Centro Histórico, pero prefirieron llevar sus inversiones a otros puntos de la zona metropolitana, incluso hacia otros municipios.
San Salvador vive un momento histórico. Hasta 2018 vivió un momento de transformación que fue suspendido con la llegada de los socios de las pandillas al gobierno municipal. Para muchas administraciones locales, aprovecharse del desorden y de la delincuencia es una fuente de ingresos, aunque vaya en detrimento de la ciudad y de sus habitantes.
La nueva Biblioteca Nacional es una gran inversión para la educación y la cultura, una apuesta por la juventud para aumentar los espacios de sano esparcimiento y de crecimiento personal. Solo aquellos que realmente no aman a su país podrían oponerse a una obra como esta, pero sabemos que representan una opinión marginal.