Entre los pasillos de la Escuela de Educación Especial Licenciada Elda Ofelia Campos de Castellón, en San Miguel, camina Kevin Francisco Posada Pineda, de 27 años, quien se integró al centro educativo antes de cumplir los tres años y ahora trabaja en el lugar como secretario; también aspira a una plaza o interinato como docente.
La madre del joven migueleño, Linda Pineda, notó que a los seis meses de nacido no respondía ante estímulos auditivos. Cuando cumplió un año, sus padres consultaron a un especialista y luego de practicarle una audiometría, el resultado fue hipoacusia severa bilateral.
«Solo en el oído izquierdo tiene restos auditivos, un 30 %. Comencé a llevarlo a terapias al Crior [Centro de Rehabilitación Integral de Oriente]. A los dos años y ocho meses conocí a la licenciada Elda Ofelia Campos de Castellón, la fundadora de la escuela de educación especial. Le conté de mi hijo y ella me lo recibió a esa edad en la escuela. Desde entonces no ha parado de estudiar», comentó la madre.
Recientemente, Kevin Francisco recibió su título de licenciado en Ciencias de la Educación en la Especialidad de Primero y Segundo Ciclo de Educación Básica de la Facultad Multidisciplinaria de Oriente de la Universidad de El Salvador (FMO-UES), en San Miguel.
El joven con discapacidad auditiva obtuvo CUM honorífico y superó las barreras comunicacionales entre él y los docentes. Esto lo consiguió con la ayuda de una intérprete que le proporcionó la Unidad de Atención para las Personas con Discapacidad de la UES que lo acompañó durante los seis años de estudio.
Desde sus años como bachiller, Kevin se dio cuenta de la necesidad de ayudar a los niños con discapacidades a superarse y a sembrarles el deseo de cursar estudios superiores, ya que de los ocho graduados en su promoción de bachillerato solo él cursó estudios universitarios.
«Muchos jóvenes sordos no van a la universidad porque tienen miedo de no encontrar a un intérprete o de que los demás no los entiendan y no puedan socializar», manifestó Kevin.
Como docente le gustaría romper las barreras comunicacionales entre las personas oyentes y las personas con discapacidad auditiva.
«[Quiero] que no exista ese miedo de que una persona sorda no se puede comunicar con una oyente, sino que desde la escuela se les enseñe a socializar a los niños que oyen con los niños sordos con una enseñanza integral; que en las escuelas de oyentes les enseñaran Lessa [Legua de Señas Salvadoreña] y en las escuelas de sordos enseñaran español y no únicamente Lessa», manifestó.
Kevin también enfatizó la necesidad de que los padres de cada niño sordo lo impulsen a derribar los obstáculos.
«Que los apoyen y luchen para que ellos alcancen los sueños que desean, que los animen y les den la oportunidad de estudiar en una universidad. A muchos niños los padres los tienen muy sobreprotegidos y no dejan que tomen sus propias decisiones» apuntó.
En el futuro, Kevin quiere cursar una maestría en el ámbito educativo o cursar una segunda carrera universitaria humanística que le permita trabajar con niños.