Las madres salvadoreñas tienen garantizado un parto respetado a través de la implementación de la le Nacer con Cariño, la cual fue promovida por la primera dama, Gabriela de Bukele.
A través de la normativa se han roto diferentes mitos respecto a la maternidad, lo que ha permitido tener resultados favorables en el primer año de aplicación de la normativa.
Actualmente, cada madre es libre de decidir quién será su acompañante durante todo el proceso del embarazo, parto y postparto; además de elegir la posición en la que desea que su bebé nazca, mantenerse en movimiento, e incluso, alimentarse normalmente previo al parto.
«Con la ley Nacer con Cariño lo que se busca es que todas aquellas mujeres que deseen ser mamás y que esté dentro de su plan de vida ser mamás, puedan asistir a los establecimientos de salud y recibir atención desde la parte preconcepcional; es decir, antes de estar embarazada pueda recibir la educación y la información vinculada a lo que será su embarazo y su maternidad. Al estar embarazada, están las sesiones de educación prenatal donde se genera un entorno de confianza donde las mamás pueden compartir todas las dudas que tengan, las preguntas que quieran realizar», explicó la coordinadora de Proyectos de Salud y Nutrición del Despacho de la primera dama, Elisa Gamero a «Diario El Salvador».
Solo durante el 2022, el Despacho de la primera dama registró que 52,000 mamás recibieron controles prenatales en los diferentes establecimientos de salud con apoyo de 1,700 educadores prenatales.
Como parte de las acciones, se han incrementado los controles, pasando de tres a cuatro obligatorios que estaban vinculados (en el pasado) con las sesiones de ultrasonografía que la mamá debía tener. Actualmente, se han incrementado a 11 controles que coinciden con las 11 sesiones de educación prenatal que la madre debe recibir durante el embarazo.
Estas intervenciones han arrojado resultados favorables como la reducción de las muertes materno-infantiles, ya que han preparado las condiciones para que las mamás puedan tener un parto respetado e informado.
«El primer cambio que ha generado que podamos reducir las muertes maternas es que el embarazo se ha dejado de ver como una enfermedad. Una madre embarazada no es una paciente, es una madre que se encuentra en un estado de salud adecuado que le ha permitido estar embarazada. Siempre va a haber un grupo que, posiblemente, tenga un padecimiento, y para eso está el tratamiento que se les da a los embarazos de riesgo», detalló Gamero
Gamero aseveró que la evidencia científica señala que la enfermedad no es estar embarazada, sino que son otros padecimientos y que, por lo tanto, el embarazo puede abordarse de manera cognitiva, afectiva, emocional, que le permita a la madre conocer los cambios que tendrá su cuerpo y prepararse para el parto.
De igual manera, toda la preparación que contempla la normativa ha contribuido a que se disminuyan las cesáreas innecesarias, de forma que también conlleva a una reducción de las complicaciones como infecciones y otros padecimientos post quirúrgicos.