En el libro del Génesis, capítulo 6, versículos del 1 al 4, se narra un acontecimiento sumamente extraordinario: «Aconteció que cuando comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra y les nacieron hijas, que viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres escogiendo entre todas».
Esta unión antinatural dio como resultado una raza de gigantes híbridos, los cuales habían existido en la época de los patriarcas Enoc y Noé. Estos gigantes, que en el hebreo antiguo eran llamados «nephilim», se convirtieron en grandes guerreros de la antigüedad con una altura que sobrepasaba los cinco metros. Este es el primer ejemplo de una alteración cromosómica provocada al orden genético de una forma antinatural. Esto fue considerado en la antigüedad como una abominación a las leyes del cielo.
En la actualidad, científicos rusos descubrieron una necrópolis de seres de gran tamaño. En Grecia se han encontrado restos arqueológicos que evidencian la existencia de estos gigantes o «nephilim», también la revista «National Geographic» ha hecho algunos estudios al respecto.
En los inicios del siglo XX se comenzaron a hacer ya de manera científica las primeras modificaciones genéticas, motivadas y precedidas por los aportes de Gregor Mendel, un monje austriaco que en 1865 estableció las leyes de la herencia. Cuando se descubre el código de la vida conocido como el ADN en 1953 por el estadounidense James Watson, se comienzan los primeros intentos de modificar los genes vivos a través de una manipulación genética, aplicada, al principio, a la agricultura, luego a los animales y en un futuro a los seres humanos; es decir, se podrá modificar desde una bacteria hasta un ser humano, en lo que hoy conocemos como biotecnología.
La biotecnología ha superado los límites de la investigación de los materiales genéticos, por ejemplo, el diseño de los bebés se podría conseguir modificando el material genético de los embriones con técnicas de selección genética, se podría modificar el color de los ojos, nuestra fuerza física, nuestro tamaño, nuestra inteligencia; es decir, vamos a iniciar la era de los seres humanos modificados genéticamente.
El genoma humano es el conjunto del material hereditario de un organismo. El desarrollo del proyecto Genoma Humano permitió obtener un mapeo y la información de la estructura genética del ser humano, y hoy en día las investigaciones genéticas se mueven a pasos agigantados con poca o ninguna restricción en los laboratorios, y este es el grave peligro.
El experto en ingeniería genética de la Universidad Estatal de Arizona, Estados Unidos, James Collins dice: «La manipulación de genes presenta grandes desafíos tanto ambientales como de seguridad». La revista «Science» publicó recientemente, pidiendo más debate público sobre la manipulación genética sin control. Esta descontrolada manipulación genética se conoce como «gene drive», que consiste en que algunos genes seleccionados del ser humano se extiendan rápidamente hacia un proceso de mutaciones genéticas descontroladas. Muchos científicos alertan a los gobiernos sobre la necesidad de una legislación que tome el control de esta manipulación genética.
Lo cierto es que el proyecto Genoma Humano ha sido un enorme avance científico que puede mejorar el nivel de vida de la humanidad, pero mal utilizado puede superar la ciencia ficción; fuera de normas y control legal, podría producir seres humanos alterados genéticamente o monstruos humanos como resultado de la manipulación genética en la búsqueda del individuo perfecto.