Hoy se cumple un año de que el presidente Nayib Bukele puso en funcionamiento el Centro para el Confinamiento del Terrorismo (Cecot), la cárcel más segura del continente y que, por el momento, tiene a 12,500 pandilleros recluidos, incluyendo a 15 de sus más peligrosos cabecillas.
El Cecot es pieza fundamental de las políticas de seguridad del Gobierno del presidente Bukele. A través del Plan Control Territorial y del régimen de excepción, más de 70,000 integrantes y colaboradores de las maras han sido sacados de las calles, lo que ha llevado paz y tranquilidad a barrios, colonias, cantones y caseríos a lo largo y ancho del país.
Gracias a la depuración en el Órgano Judicial y a la nueva Fiscalía General de la República, las leyes aprobadas por una Asamblea Legislativa comprometida con el pueblo y no con los criminales se han aplicado correctamente. Por ello, los mareros que antes eran liberados por jueces corruptos que obedecían los lineamientos de ARENA-FMLN y sus aliados ahora están detenidos, liberando con ello a los ciudadanos honrados del terror que imponían en sus comunidades.
El Salvador dejó de ser el país más violento del mundo, desgracia a la que la vieja clase política llevó a la nación, para ser ahora un ejemplo de seguridad. En lo que va del año, la tasa de homicidios es la más baja del continente y, de seguir la tendencia, terminaría siendo de 1.6 homicidios por cada 100,000 habitantes. Es increíble el éxito del presidente Bukele en este campo, ya que, durante el segundo gobierno del FMLN, el país llegó a tener una tasa de 106 homicidios por cada 100,000 habitantes.
Precisamente en esa administración, en 2015, cuando el prófugo Salvador Sánchez Cerén estaba al mando, los asesinatos se descontrolaron y se alcanzó un total de 6,656 en tan solo 12 meses, un hecho que mediáticamente se catalogó como «el año más violento».
En las gestiones de ARENA, la violencia delincuencial también estuvo desbordada, lo que generó un lucrativo negocio de agencias de seguridad a costa de la sangre y del sufrimiento del pueblo salvadoreño.
Los candidatos de la oposición proponen desmontar el régimen de excepción y cerrar el Cecot, aduciendo «violación de los derechos humanos», cuando, en realidad, ambos han servido para proteger la vida de los ciudadanos. Ellos son los enemigos de la paz. Prefieren sus ganancias y proteger a criminales que defender al pueblo.