Los perros son las mascotas con más pureza que existen; sus instintos de autodefensa se mezclan a la perfección con su lealtad y compañía, así lo ve Martha Beatriz Argueta, de 62 años. Ella lleva casi tres décadas como maestra en el Centro Escolar Niño Jesús de Praga, en San Miguel, donde da clases a niños de quinto grado.
Asegura que ama su profesión y también le apasiona cuidar y alimentar a perros, gatos y pájaros de la calle.
«El amor por los animales puede cambiar sociedades enteras. Ellos son fieles a quienes le dan amor y los cuidan. Tengo ya varios años de comprar comida y darles a los animales de la calle, ya que ellos no tienen a nadie», comenta.
Agrega que son decenas de canes y felinos los que ha rescatado, les ha dado de comer, los ha llevado a que les den baños clínicos, a control de vacunas, a desparasitarlos y, en algunas ocasiones, pagar para que esterilicen perras y gatas. «Yo no gano mucho en mi trabajo, pago esta casa y tengo mis gastos, pero me siento feliz de que puedo ayudar a los animales. Mi sueño es jubilarme y tener una fundación para ayudar a todos esos seres vivos que andan en la calle», agrega.
Argueta dice que en reiteradas ocasiones han dejado cachorros y gatos recién nacidos en el área verde de su colonia.
Por cuestiones de seguridad y para evitar que abandonen más perros, adultos o cachorros, o recién nacidos no se revela la ubicación de donde reside Martha.
Añade que su sueño es que en la ciudad migueleña construyan un hospital para animales y así llevar a las mascotas.
«Ningún presidente se había preocupado por los animales y Nayib Bukele lo hizo. Quiero aprovechar para darles las gracias por ese hospital. No pierdo la fe de que acá también nos harán uno para llevar a los perritos de la calle», dice.