En el marco de la conmemoración del bicentenario de independencia de nuestro país, en un momento histórico de grandes cambios y transformaciones para nuestra nación, de crisis sanitaria producto de la pandemia por la COVID-19. Una época de verdadera revolución, donde se rompen paradigmas y lo nuevo sustituye a lo viejo y, además, el país lucha por encontrarse a sí mismo, en ese momento donde se busca encontrar la verdadera vía para un desarrollo real y sostenible y el Gobierno reivindica a nuestra población de esas deudas históricas que gobiernos anteriores, por su mezquindad y egoísmo, no permitieron que los beneficios llegaran a la población.
Es aquí cuando se trabaja por transformar al país y llevarlo en la ruta del desarrollo, que los partidos reducidos a expresiones ínfimas de participación y su incidencia es nula, que aparecen las viejas mañas.
Esto es algo típico del accionar histórico del FMLN, ahora acompañado de su aliado ARENA y con apoyo de personeros extranjeros, que su trasnochada intención los hace creer que con acciones vandálicas van a intimidar a todo un pueblo que ya dio su veredicto en las urnas a favor del desarrollo y de una visión de modernización de la sociedad salvadoreña.
El 15 de septiembre de 2021 pasará a la historia como un punto de ruptura, de sustitución de las rancias prácticas versus la visión de modernización que impulsa el Gobierno.
Queda claro que los anacrónicos, es decir, los de los gobiernos anteriores, los que manejaron el país por 30 años, no han evolucionado. Se quedaron estancados en el tiempo y sus métodos de «lucha» los evidencian como grupúsculos retrógrados y hasta comparados con una de las etapas de los dinosaurios.
Su accionar se reduce a vandalizar propiedad pública y privada, tanto daños materiales como personales.
Esto contrasta con los sustanciales cambios que experimenta el país y que lleva a cabo el Ejecutivo; que ahora plantea una serie de acciones que van desde el mejoramiento de la infraestructura instalada hasta la creación o construcción de una nueva; tales como, hospitales, escuelas, escenarios deportivos, puentes, carreteras, aeropuertos, entre otros.
También incluye reformas a nuestra Constitución, adecuándola a los nuevos tiempos. Un logro muy importante es reconocer a nuestros hermanos radicados en el exterior al reivindicar su participación como voto foráneo; sin dejar de mencionar la renovación de la red de abastecimiento de agua potable y lo relativo a la inclusión financiera. Además, el anuncio dirigido a toda la clase trabajadora que está por culminar su vida laboral y es lo relacionado con una reforma integral al sistema de pensiones.
Por eso afirmo en estas líneas «mucho ayuda quien no estorba»; y ese llamado a los señores de la «esquina» es que deben poner sus barbas en remojo y valoren que en política hay épocas, hay tiempos y hay momentos.
Todo tiene un principio y un final y ese ya les llegó. Se les agotó su proyecto manchado de corrupción y mañas viejas de hacer política, que parece ser que no se han dado cuenta.
Se quedaron sin ideas y sin gente, lo que significa sin votos, sin capital político y sin argumentos. Por esa razón, recurren a sus formas de hacerse sentir, sin darse cuenta de que con cada acción lo que logran es acrecentar el rechazo de la población pensante, que es la mayoría. Si hacemos un ejercicio de filosofía básica, fácilmente aplicaríamos a este momento la ley de la negación, donde lo nuevo sustituye a lo viejo. Por eso afirmo que si no están dispuestos a participar como una oposición constructiva, muy bien les haría hacerse a un costado; y recuerden que ya lo dice la sabiduría popular «mucho ayuda quien no estorba».