En tres años de gestión, el Gobierno del presidente Nayib Bukele ha demostrado con acciones concretas el más firme compromiso con los derechos humanos, especialmente con el más preciado: el derecho a la vida. Ello se traduce en la inversión que, sin precedentes, hemos realizado para garantizar el pleno goce y disfrute del derecho a la salud, a la educación, a una vivienda adecuada, a aspirar a mejores condiciones de vida para los niños y adolescentes, particularmente visualizando a la primera infancia como elemento transformador del futuro que se merece nuestro país.
El presidente Bukele en su discurso ante la 77.ª Asamblea General de Naciones Unidas manifestó que El Salvador ha pasado a ser un «país reconocido por su deseo de superación y desarrollo, a través de la inversión social y la apuesta a estrategias que han transformado la vida de los salvadoreños». También le recordó a las Naciones Unidas que «no se crearon para dividir, para destruir o para someter, sino para relacionarnos, para trabajar juntos, para construir una mejor comunidad de países y para buscar soluciones a los problemas del mundo».
A 77 años de la entrada en vigor de la Carta de las Naciones Unidas, es imperativo que el multilateralismo no pierda de vista sus principales objetivos: la dignidad, el valor de la persona humana, promover el progreso social y elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad. Muchas veces, entre discursos acartonados y tomando decisiones desde oficinas bien equipadas, normalmente ubicadas en países de primer mundo, es fácil desenfocarse, exigir, criticar y evaluar a los países emergentes con la misma vara que a los desarrollados. Una medida por demás inexacta y sin tomar en cuenta la realidad de cada país; y en gran medida por ello el multilateralismo está en crisis.
Me surgen entonces las siguientes preguntas: ¿quién se debe a quién, los países a los sistemas multilaterales o el multilateralismo a los países? ¿Realmente se cumple la premisa «una nación, un voto»? ¿Nuestra voz se escucha igual de clara que la de otras potencias? ¿Responde realmente el multilateralismo a la persona humana?
Nuestro Gobierno lo tiene claro: es prioridad el bienestar de los salvadoreños, muestra de esto es la aprobación de más del 80 % de nuestra población a las políticas que se implementan en el país, de quienes somos y a quienes nos debemos. Con la mirada en esto, El Salvador realizó su sexta presentación verbal ante el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de Naciones Unidas.
La delegación estuvo compuesta por las instituciones de cada una de las áreas evaluadas al más alto nivel posible y, en el mismo, quedaron demostradas y sustentadas las transformaciones que estamos impulsando para brindar al pueblo salvadoreño un país más seguro, más equitativo y menos desigual, donde encuentre las oportunidades que en un pasado le fueron negadas.
Aunque la evaluación se realiza en Suiza de manera presencial, El Salvador presentó el informe de forma virtual, demostrando las ventajas de las tecnologías de la información y la comunicación, que evitan gastar fondos que se deben destinar a nuestra población en proyectos de beneficio directo.
La pandemia de la COVID-19 demostró que las barreras geográficas y tecnológicas quedaron en el pasado. Un tren que el multilateralismo no debería dejar pasar, rompiendo paradigmas de antaño. La virtualidad ha facilitado a países como el nuestro participar de manera simultánea en diversos espacios internacionales, multilaterales y bilaterales en los que anteriormente era muy difícil estar presentes, teniendo en cuenta el alto costo de movilizar delegaciones interinstitucionales.
Pero, además de la voluntad de los países de participar en estos espacios de manera virtual, se requiere de la flexibilidad de las instancias multilaterales para no retroceder en esta dinámica. Debemos sumar nuestra voz a la de aquellos países que, como el nuestro, están exigiendo una renovación del sistema multilateral.
El salvadoreño de a pie merece recibir un beneficio directo de nuestra participación como país en espacios multilaterales y no vamos a descansar hasta que cada centavo y minuto invertido se traduzca en ello. Como viceministra de Relaciones Exteriores he asumido este reto. Las representaciones permanentes de El Salvador ante estos organismos están enfocadas en optimizar esfuerzos para conseguir cooperación y posicionar a El Salvador en estos mecanismos. Y sí, lo estamos haciendo respetar: El Salvador, una nación soberana, un voto.