La mayoría de los salvadoreños está de acuerdo con la forma de gobernar del presidente Nayib Bukele y con el rumbo que le ha dado al país. Más allá de cualquier encuesta, el pueblo salvadoreño demostró esta ratificación contundentemente en las urnas al votar por él en 2019 para que erradicara el bipartidismo en Casa Presidencial, y luego el 28 de febrero pasado, cuando le dio una bancada con mayoría calificada para acompañarlo en sus planes y proyectos.
De este modo, los ciudadanos corrigieron el desbalance de poder que había existido durante décadas —con ARENA y el FMLN turnándose para saquear el Estado— para apostarle a Nuevas Ideas por las transformaciones nacionales.
Estamos viviendo el segundo aniversario del Gobierno del presidente Bukele con una nueva Asamblea Legislativa que está dispuesta a apoyar el progreso y la democracia. Hemos visto que, durante años, los diputados de la vieja legislatura boicotearon el voto para los salvadoreños de la diáspora, pero ahora estamos a las puertas de conocer una ley que permitirá, por fin, que miles de salvadoreños que huyeron de la pobreza provocada por los gobiernos corruptos tengan la posibilidad de escoger a los gobernantes. Por décadas, estos compatriotas han apoyado al país para mantenerlo a flote, pero las cúpulas corporativas habían decidido que no podían participar en la elección de los funcionarios.
Una pandemia golpeó a la humanidad, pero El Salvador destaca entre las naciones por el excelente manejo que logró el Gobierno, a tal punto que ahora el país es referente a escala internacional tanto por la reducida cantidad de víctimas como por haber ampliado la red pública de hospitales en un contexto en el que incluso sistemas desarrollados de salud habían colapsado por el golpe del virus. Mientras en otras latitudes vuelven al encierro y al confinamiento por el desbordamiento de casos, nuestra nación ha recibido centenares de participantes del mundial de surf, quienes han alabado los protocolos de bioseguridad del torneo.
Mientras nuestros vecinos y hermanos de Centroamérica avanzan lentamente en la inmunización, El Salvador anuncia con orgullo que casi llega a los 2 millones de vacunados.
Han sido dos años de avances sustanciales, con un éxito reconocido por el pueblo salvadoreño. Sin embargo, es solo el comienzo. El camino de las transformaciones no tiene marcha atrás. Por ello, los únicos que no celebran son quienes se beneficiaron por años de la corrupción y de las prácticas ilegales.