Muchos salvadoreños quizás esperan con ansias el momento en el que puedan disfrutar libremente y sin ningún temor una fiesta con la familia o los amigos, de las noches en el cine, asistir a la iglesia, regresar al gimnasio o simplemente dar un paseo al aire libre; pero otras personas, sobre todo las que sobrepasan los 70 años, anhelan recibir de nuevo los abrazos reconfortantes de sus seres queridos.
El efecto de un abrazo es terapéutico, relajante, provoca felicidad y bienestar en quien lo recibe, más aún si viene de una persona a quien le tenemos mucho aprecio y cariño, como nuestras amistades o aquellos seres queridos que forman parte de nuestras familias, como los padres, las madres, los cónyuges, hijos, las hijas, los tíos, primos u otros parientes que, aunque los vemos con menor frecuencia, ocupan un lugar muy especial en nuestra vida.
De acuerdo con una investigación llevada a cabo por el profesor de psicología evolutiva Robin Dunbar, de la Universidad de Oxford (Inglaterra), el contacto físico es algo fundamental en los seres humanos y su ausencia debilita las relaciones más cercanas. Hoy, con el tema de la pandemia por la COVID-19, las expresiones de cariño se hacen con el roce de los codos, con mascarilla, mirando hacia los lados opuestos y sin respirar.
Los expertos en bienestar y en salud mental también señalan que el efecto de un abrazo posibilita el fortalecimiento o la recuperación del organismo de una persona que sufre de alguna enfermedad crónica, o de aquellas personas que se encuentran sufriendo muchos cambios drásticos o pérdidas de seres amados, como los ocurridos en la etapa de la vejez.
Todo esto no ha ocurrido en casi año y medio, porque la población adulta mayor ha sido la más vulnerable a los contagios y afectaciones por la COVID-19, después del personal de salud en primera línea.
Sin embargo, a partir del proceso de vacunación contra esta enfermedad, iniciado el pasado 6 de abril por las autoridades del Ministerio de Salud en las personas adultas mayores, especialmente de aquellas con enfermedades graves y las que se encuentran en residencias y hogares de cuidados, hay una esperanza de que pronto volverán los abrazos con las personas de edad avanzada y podrán retomarse también aquellas actividades físicas y sociales al aire libre, que tanto beneficio traen a las personas en edad avanzada.
Expresiones como «pronto podré asistir a mi iglesia», «tengo la esperanza de hacer de nuevo mis ejercicios acostumbrados», «espero con alegría participar en las reuniones familiares o con mis amistades y poder abrazarlas» fueron algunas de las manifestadas en las instalaciones del centro de día de Casa San Miguel, donde los usuarios recibieron la primera dosis de la vacuna contra la COVID-19, de manos del personal de salud del Gobierno Central. Será dentro de cuatro semanas cuando ellos deberán ponerse su segunda dosis y acercarse cada día más a la inmunización de su organismo frente a ese virus.
No solo los abrazos y las expresiones de cariño significan una alegría y brindan bienestar en esta franja etaria de la población salvadoreña, que representa actualmente más de 700,000 personas, sino también la posibilidad de disfrutar de muchas actividades productivas y sociales, que durante la pandemia les han sido restringidas para prevenir el contagio. Mientras ese momento llega, no debemos olvidar usar siempre nuestra mascarilla y practicar las medidas de higiene, desinfección y bioseguridad indicadas por las autoridades sanitarias.