Este sábado en horas de la tarde, el ministro de Salud, Francisco Alabi, confirmó que la variante Delta de la COVID-19 ya circula en el territorio salvadoreño y que ya se han confirmado casos de esta forma del coronavirus, la cual se ha catalogado por las instituciones de salud en todo el mundo como una más peligrosa y mucho más contagiosa.
La variante Delta fue detectada por primera vez el pasado mes de octubre del año 2020 y se ha extendido por casi 100 países en todo el mundo desde entonces, abarcando naciones como Reino Unido y Portugal, así como también Estados Unidos, Brasil, Australia y otras naciones en los continentes asiático y americano.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y otras instituciones de salud y universidades en todo el mundo señalan que la variante Delta es de un 30 % a 60 % más transmisible que las otras formas de la COVID-19 e implica un mayor riesgo de hospitalización. Pero, ¿qué hace a esta variante del coronavirus una forma mucho más letal y contagiosa?
Una mejora genética del virus
El virus de la COVID-19 es el Sars-CoV-2, siendo el punto básico con el que arrancó la variante del coronavirus que ha causado la pandemia que el mundo arrastra desde finales de 2019. Sin embargo, la variante Delta es un conjunto de mejoras genéticas, es decir, una forma en la que el virus va mejorando sus características, volviéndose más fuerte y con más capacidad de afectación celular en el cuerpo al que ingresa.
Según el bioinformático Tulio de Oliveira, director del laboratorio Krisp de la Universidad KwaZulu-Natal (Sudáfrica), la variante Delta es más transmisible y es más probable que reinfecte a las personas que ya se han enfermado con otras cepas, todo esto gracias a las mejoras que esta variante ha adquirido en su capacidad de adhesión celular, es decir, de sujetarse a las células de un organismo y multiplicarse a través de ellas.
Invasión celular más rápida y letal
El virus actúa en el cuerpo humano sujetándose a través de la Proteína S, conocida también como «espiga del virus», la cual sirve como una llave para abrir las células del cuerpo humano e infectarlas. En el caso de la variante Delta, esta espiga del virus se ha fortalecido, permitiéndole multiplicarse a nivel celular mucho más rápidamente.
Además, las mutaciones en la espiga del virus le hacen poder clonarse y reproducirse de manera más abundante en el cuerpo que invade. Por ello, la carga viral que se transmite en cada estornudo, tos o en las microgotas que despedimos al hablar es mayor que la del virus en sus etapas anteriores, dándole una mayor capacidad de contagio.
Síntomas de la variante Delta
Los síntomas que más se asocian a esta variante Delta son el dolor de cabeza, el dolor de garganta y la secreción nasal. Además, se habla de fiebre, problemas estomacales y los síntomas que ya se conocen de la COVID-19 pero con mayor intensidad y presentándose con mayor rapidez.
Se puede presentar también pérdida de olfato o gusto, aunque estos aspectos se presentan en un menor número de casos, según la BBC, por lo que el dolor de cabeza y garganta, las secreciones nasales, los problemas para respirar, fiebre y los problemas estomacales son las primeras señales que pueden indicar la presencia de la variante Delta.
Resistencia a anticuerpos
Según la cadena informativa BBC, los estudios de Fernando Spilki, profesor de la Universidad Feevale y coordinador de la Red Corona-Ômica, en el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de Brasil, señalan que la variante Delta es más resistente a los anticuerpos que el organismo genera para combatir la enfermedad.
Esto se debe a que, al ser una mutación del virus, éste ha aprendido a defenderse de los anticuerpos que puedan atacarlo para erradicarlo del organismo, por lo que se vuelve más eficiente ante cualquier tratamiento. Esta variante, en teoría, ha aprendido a defenderse de anticuerpos para las variantes anteriores a partir de ser una mejora de las mismas.
La OMS ha remarcado en la necesidad de vacunarse contra la COVID-19 para poder tener un organismo que resista el impacto de la variante Delta y que pueda hacerle más frente a esta mutación de la COVID-19, ya que un cuerpo vacunado tendrá mayor capacidad para pelear contra el virus que un cuerpo que aún no recibe el fármaco contra la enfermedad.
Medidas de bioseguridad, una solución ideal
Ante el escenario de una variante Delta, mucho más fuerte y contagiosa, las autoridades de Salud en todo el mundo remarcan que las medidas de seguridad deben ser siempre la primera defensa contra el virus. El uso de mascarilla, el distanciamiento social, el evitar aglomeraciones y la atención médica inmediata ante posibles síntomas son la mejor manera para combatir una variante que puede resultar más letal.