De acuerdo con una serie de encuestas hechas en el continente americano por la firma CID Gallup, El Salvador destaca sobre todos los países por sus bajos índices delictivos, como resultado de los planes de seguridad implementados por el Gobierno del presidente Nayib Bukele.
De hecho, de 12 naciones estudiadas por CID Gallup, El Salvador es la mejor evaluada, por encima de Costa Rica, Colombia y México. Incluso medios de comunicación de Nicaragua destacaron el deterioro de la seguridad pública en su país, que tradicionalmente ha sido considerado como uno de los «más tranquilos» de la región, pero que ahora está en el lado de los más inseguros, solo superado por Guatemala.
El estudio de CID Gallup también refleja que la mayor parte de la población reconoció que no había sido víctima de la delincuencia en los últimos cuatro meses e indicó que apoya las medidas de seguridad como el Plan Control Territorial y el régimen de excepción. No es una simple mayoría, sino que el 90 % de los encuestados respondió que no ha sufrido robos o asaltos.
Sin duda es un reconocimiento internacional para los planes de seguridad del presidente Bukele, quien en Twitter destacó que «después de ser el país más peligroso del mundo estamos en camino a ser el país más seguro de Latinoamérica. Y seguimos…».
No se trata de una reducción que solo está en la percepción de los ciudadanos, sino que se expresa en millones de dólares ahorrados por el Estado en las atenciones de lesiones por violencia. Gracias al régimen de excepción, la red de hospitales públicos del Ministerio de Salud registra una drástica reducción en emergencias ocasionadas por disparos de arma de fuego o heridas con armas blanca.
El ministro de Salud, Francisco Alabi, asegura que son millones de dólares los que se ahorran en días de uso de las unidades de cuidados intensivos para pacientes, insumos, uso de aparatos para hacer tomografías o resonancias magnéticas y uso de quirófanos, además de horas de trabajo de personal profesional como médicos, anestesistas y enfermeras.
Durante los gobiernos de ARENA y del FMLN, el funcionamiento de los hospitales giraba en torno de la atención de las emergencias causadas por la violencia, como la llegada de baleados o acuchillados, que requerían transfusiones de sangre para sobrevivir, generando enormes gastos de operación.
La seguridad, por lo tanto, también llegó a los hospitales. Y es algo que se nota.