La crisis sanitaria ha dejado a la industria del turismo por los suelos, con apenas unos 73.000 visitantes extranjeros en los ocho primeros meses de 2021, una cifra ínfima comparada con los cerca de 40 millones de 2019.
Las pérdidas se cuentan por decenas de miles de millones de dólares y más de 3 millones de personas se quedaron en paro. Antes de la pandemia, el turismo representaba el 20% del PIB de Tailandia.
Su capital, Bangkok, llegó a ser la ciudad más visitada del mundo, superando a París y Londres en 2018 por cuarto año consecutivo, según el índice Global Destination Cities de Mastercard.
El barrio de Chinatown, paraíso ineludible de la comida callejera para los viajeros antes de la crisis, ha quedado muy tocado.
Muchos de los puestos bajaron la persiana y los choferes de tuk-tuk están de brazos cruzados la mayor parte del tiempo.
Samran, en el negocio desde hace 25 años, no gana más de tres dólares diarios.
«No he atendido a un solo turista desde abril de 2020», cuando Tailandia cerró sus fronteras a los vuelos internacionales, explica el conductor.
Más tarde, las autoridades reabrieron las fronteras pero los visitantes debían guardar cuarentena en un hotel homologado durante 14 días.
En julio, empezaron a flexibilizar las reglas, pero solo para las llegadas internacionales a la isla de Phuket (sur), lo que solo consiguió atraer a unas decenas de miles de personas.
Ahora, el gobierno ha decidido eximir de la cuarentena, a partir del 1 de noviembre, a todos los visitantes vacunados y procedentes de países considerados «de riesgo bajo», como China, Estados Unidos, Australia, Francia, Reino Unido o Alemania.
Los turistas deberán aportar un test negativo al covid-19 efectuado en su país de origen, someterse a otro en las 24 horas siguientes a su llegada y pasar una noche en un hotel.
China, el primer mercado (en 2019, más del 25% de los turistas provenían de ese país), está incluida en la lista, pero no se esperan muchas llegadas de allí, porque quienes abandonan el gigante asiático deben cumplir con una cuarentena de 14 días a su regreso.
En cuanto a India y Rusia, otros dos mercados importantes, nada parece apuntar a que vayan a incluirse dentro de poco en la lista de países elegibles.
«No sobreviviré»
«Esperamos verdaderamente que el gobierno tailandés levante la prohibición al alcohol, que no motiva a los turistas a venir», comentó por su parte Daniel Kerr, director del Chatrium Hotel, un establecimiento de 5 estrellas y 400 habitaciones a orillas del río Chao Praya.
En los peores momentos de la crisis, la tasa de ocupación de su hotel se hundió por debajo del 10%. Pero ahora, «la tendencia es alentadora», aseguró el director. «Hemos logrado mantener a la mayoría de nuestros equipos y vamos a contratar de nuevo».
En un contexto todavía incierto, muchos hoteles, como el Chatrium, se han tenido que adaptar. Han reforzado las normas de seguridad contra el covid-19, permiten que los clientes modifiquen fácilmente sus reservas y proponen atractivas ofertas.
La Administración Metropolitana de Bangkok espera que la industria del turismo recupere sus niveles prepandemia «hacia mediados de 2022».
Pero los profesionales son más pesimistas y creen que esto no llegará hasta 2024.
«No sobreviviré», señaló preocupado Samran, que no recibe ninguna ayuda del gobierno. «¿A qué esperan? ¿A que mendigue en la calle? ¿A que me muera de hambre?».