¿Qué ha cambiado desde entonces? Los paseos sabatinos con Rumba, que solíamos hacer con un buen grupo de amigos que logró conjuntar Guille en el parque Centenario, pararon; claro, y a quién más se le puede ocurrir un paseo sabatino el sábado a las 6:30 de la mañana.
Ahora Rumba no sale a caminar tan frecuentemente porque, debo ser honesto, no tengo la disciplina ni la fuerza de voluntad para levantarme todos los días y salir a trotar o a caminar por las calles y las veredas como lo hacías tú. Quizá por esa razón esta última ocasión que llevé a Rumba a sus tradicionales vacunas ha aumentado casi 10 libras. Sin embargo, mi Seca Bella, debes saber que, a pesar de todo, no soy descuidado con ella… He retomado la rutina de salir a la calle para tirarle la pelota, que como sabemos es su pasatiempo favorito. También debes saber que a las pocas semanas de no tenerte conmigo me inscribí en un gimnasio para «matar el tiempo» y, claro, ganar la energía que necesito para seguir caminado; lamentablemente, pese a mi buena intención, solo fui una semana. ¡Me haces tanta falta!
En estos días no sale el sol, sino tu rostro, y en el silencio sordo del tiempo gritan tus ojos. ¡Ay! de estos días terribles, ¡ay! de lo indescriptible.
Quiero que sepas que algunas cosas siguen igual. Nuestra casa sigue recibiendo la visita diaria de los pajaritos que venían a cantarte a la ventana, especialmente el dichoso fui que tanto imitabas con tu silbido y nunca lograste igualarlo; las cosas que juntos organizamos en casa siguen en el mismo lugar, justo como tú las dejaste. Parece que el péndulo del tiempo se ha detenido y nada se ha movido desde el día en que partiste… Por cierto, también debes saber que he dejado de cocinar y que las últimas cacerolas que compramos ahora lucen oxidadas.
Thirza, ha sido y sigue siendo muy difícil avanzar sin tu presencia física, porque tu esencia, tu vibra, tu energía y tu ser diariamente deambulan por todos los rincones de nuestra casa y de mi corazón. Las carreras diarias para pasar comprando en el súper algo para cocinarte una buena cena se terminaron; sin embargo, durante la semana la «surfeo» tratando de inventar qué hacer con ese tiempo que ya no compartimos y, lo más difícil, es la llegada del sábado y el domingo, cuando la rutina que construimos juntos no existe más.
Busqué, mirando al cielo, inspiración, y me quedé colga’o en las alturas.
Por cierto, al techo no le iría nada mal una mano de pintura.
¿Qué ha pasado con Escine y el festival?
Afortunadamente, en corto tiempo, Maya y Diego lograron montar con éxito el Tercer Festival de Cine de Cortos. Hoy se nos unieron más patrocinadores y, sobre todo, igual que el año pasado, la participación de más y más jóvenes entusiastas y llenos de ideas fabulosas.
El evento de clausura lo hicimos con alfombra roja en el Teatro Nacional. Sé que tú estabas ahí junto a nosotros, compartiendo la emoción y la alegría de ver cómo a través de los años esta idea loca que nació en pandemia hoy es un festival de prestigio.
Este evento nos ayudó a aliviar tu ausencia y a reconocer que el cordón umbilical de todo lo que hacemos eres tú. Es probable que este año iniciemos con lo que tanto insististe y trabajaste, los proyectos formativos. Maya, en conjunto con el Ministerio de Cultura, les ha dado seguimiento a las bases que tú dejaste y el resultado es tan bueno que creo se puede replicar en todo el país, como tú lo hubieras querido. Este año tenemos previsto iniciar antes del tiempo proyectado los preparativos del festival, y los talleres que estamos gestionando nos llevarán a otro nivel en la parte formativa.
Tuve la fortuna de ser parte del equipo que dirigió la primera película realizada en nuestro país por dos productoras gringas de adeveras con todos los recursos para obtener un producto digno de decir que aquí, en El Salvador, también hacemos películas de calidad.
¿Y la familia?
Esta es, sin duda, la parte de nuestra vida más complicada de abordar. Literalmente quedamos como zombis; nadie sabía qué hacer, qué decir, cómo actuar y cómo continuar… tan complejo y difícil como no saber siquiera para qué y por qué levantarse. Debes saber que estamos trabajando el duelo de tu ausencia, enfrentando cada uno su propio dolor, a su manera y en su tiempo.
Lamentablemente, el núcleo se rompió sin tu presencia. No tenemos más asados en familia, ya no más planificación de las Navidades juntos, acordando quién trae el arroz relleno, el chumpe de Arturo con su salsa especial y la bailada «Apágueme la vela, María» o arbolito…
¡Como ves, ha sido un año contigo y sin ti!
P. D. 1. Con Maya y Diego fuimos a mediados de año a visitar a Verónica y a Epigmenio. Nos invitaron a su casa de campo, que está a un par de horas de Ciudad de México, para mostrarnos cómo la ceiba que le regalaste a Verónica hace un par de años está creciendo robusta y floreciente.
P. D. 2. Con Diego hicimos un viaje manejando hasta Costa Rica, como los que solíamos hacer, y creo que nos sirvió de catarsis; me ayudó mucho para lograr entender la música de Bad Bunny, y a él a seguir tolerando mis Creedence y Pink Floyd, porque si de algo debes sentirte orgullosa es de que en sus venas también fluyen Silvio, Pablo y Blades. Ahí sí que hicimos buen trabajo.