Excelentísimo señor embajador de EE. UU., William Duncan, como ciudadano salvadoreño me permito saludarle y mencionarle el beneplácito que es latente en la población al expresarse de su persona como un buen amigo de El Salvador, lo cual se ha demostrado desde los inicios de su gestión. Consideramos que usted, en sus acercamientos y contacto con las comunidades, se ha dado cuenta de la satisfacción que expresa la población por disfrutar de un país diferente, con una seguridad que le permite la movilidad a cualquier persona en diferentes lugares y regiones, lo cual era casi imposible años atrás, cuando éramos el país con el más alto índice de violencia, de migración irregular, y hoy pasamos a ser el país con los menores índices de violencia, logrando además la mayor reducción de la migración irregular de todos los países de Centroamérica.
Consideramos que del flujo migratorio, que tanta presión hace al Gobierno de Estados Unidos, especialmente por los países del Triángulo Norte, El Salvador es ahora la excepción por la reducción significativa que ha tenido al respecto, por lo cual propongo un proyecto coordinado con Educación para incorporar al currículo de estudios un programa de formación o cursos para que el estudiante, desde su infancia, analice temas de migración y lo riesgoso que significa hacerlo de forma irregular, como un tema preventivo; eso le dará sostenibilidad al proyecto en el tiempo, y no como las charlas o los spots (anuncios) que hacen ONG, pero que no dan ningún resultado, sino hacerlo de manera directa con los actores educativos, que son los centros escolares.
Otra área importante es desarrollar un proceso de modernización de la administración pública. Lamentablemente, en nuestro país las universidades no tienen la formación pública en sus carreras y planes de estudio de pregrado, apenas algunas lo hacen como una especialización. Se podrían hacer alianzas con universidades de EE. UU. que contribuyan a formar y especializar a ejecutivos, directores y funcionarios que llegaron a las instituciones sin mayor conocimiento de lo que significa la gestión pública. Estos programas podrían ser muy bien financiados por USAID o por cooperantes directos.
Si queremos un país diferente, necesitamos modernizar la administración pública, empezando con la formación. Los salvadoreños necesitamos construir un país con oportunidades, sin tener la necesidad de buscarlas en países extranjeros con culturas diferentes a las nuestras. Siempre nos hemos preguntado por qué la gente, a pesar de los peligros y los riesgos que esto significa, continúa migrando de forma irregular. Es porque los Gobiernos no han sido capaces de retener a su población o simplemente la expulsa por falta de oportunidades, como resultado de una compleja corrupción enquistada en las altas esferas de los gobiernos en los últimos 40 años, creando un sistema que no fue capaz de ofrecerle oportunidades de progreso y desarrollo a su gente. A esto hay que agregarle la galopante violencia y la inseguridad que se han vivido en los últimos 30 años, que obligaban la migración irregular en masa, ya que no quedaba otra opción.
Hoy El Salvador es un país diferente, estamos luchando por construir un país diferente, con una paz real. Es por eso que, desde sus inicios en su misión diplomática en el país, hemos visto a un embajador que busca el acercamiento a la población, a las comunidades necesitadas, analizando los hechos de país con mucha objetividad, logrando con mucho éxito acuerdos y alianzas, cuyo objetivo sean de interés para ambos Estados.