De acuerdo con el Latinobarómetro 2023, El Salvador es el país de Latinoamérica donde se encuentra el porcentaje más alto de ciudadanos que está satisfecho con la democracia.
La organización Latinobarómetro desarrolla este estudio en 18 países del continente para estudiar los procesos democráticos y electorales.
Con 64 % de los ciudadanos expresando que se siente satisfecho y muy satisfecho con la democracia, los salvadoreños lideran el sondeo. Cinco puntos más abajo se encuentra Uruguay, en tanto que el tercer lugar es para Costa Rica, 21 puntos más abajo que El Salvador. En Paraguay, Colombia, Panamá, Venezuela, Ecuador y Perú, la satisfacción con la democracia está debajo del 20 %, y es Perú, con el 8 %, el caso más grave, lo que se explica debido a su complicada situación de protesta social y a la destitución de su presidente, aunado a las críticas con la vicepresidenta que se instaló en el poder.
Estos números reflejan bastante la aprobación ciudadana hacia el presidente Nayib Bukele, responsable del optimismo hacia la democracia. De hecho, los índices más bajos de satisfacción con la democracia en El Salvador corresponden a la segunda administración del FMLN, en el tercer y cuarto año de gestión del prófugo por corrupción Salvador Sánchez Cerén, con 15 % y 11 %.
Sin embargo, el desencanto con la democracia en el país comenzó con los gobiernos de ARENA. Ya para el quinto año de la gestión de Francisco Flores y el inicio del Gobierno de Antonio Saca, la confianza estaba en el 37 %.
El presidente Bukele le ha dado al país transformaciones que nunca habían sucedido, como la seguridad sin precedentes gracias al éxito de la guerra contra las pandillas, lo que ha generado los grandes niveles de aceptación hacia el mandatario.
Únicamente grupos marginales no respaldan los resultados en seguridad y la mejora de vida que ello conlleva, bien sea porque han perdido sus privilegios y aliados criminales o porque su fanatismo ideológico les impide ver los avances obtenidos durante la gestión del presidente Bukele.
De manera arrolladora, la ciudadanía avala el Plan Control Territorial y el régimen de excepción como herramientas para desmantelar a las pandillas, ya que ello ha conquistado la paz y la seguridad. Es esta la nueva realidad, lograda gracias al voto libre y directo de millones de salvadoreños, validando de esta forma la vocación democrática del Gobierno.