El agua es un recurso valioso, finito y esencial para la vida humana, animal y vegetal. No obstante, a pesar de su tremenda importancia, durante 15 años ARENA y el FMLN le dieron la espalda al compromiso del Estado de garantizar un acceso universal y gratuito del agua, en detrimento de las grandes mayorías.
El anteproyecto de la ley general de recursos hídricos contiene una serie de garantías para que los ciudadanos de todo El Salvador tengan garantizado el acceso al agua, y se le da prioridad al uso humano antes que a los fines comerciales. En la misma línea se establecen multas que van desde los $30,000 hasta los $3 millones por las violaciones de la ley, lo que marca un hito en materia de protección del recurso hídrico y, sin duda, desalentará la sobreexplotación de mantos acuíferos o la contaminación de cuerpos de agua, prácticas que han estado sin control y ocurriendo impunemente como consecuencia de la desidia de la alianza ARENA-FMLN.
Los que siempre se opusieron a la amplia protección del agua aseguraban que había desinterés de parte del Gobierno sobre el tema, debido a que el presidente Nayib Bukele había anunciado que vetaría cualquier ley de aguas aprobada a última hora y de manera exprés por los diputados salientes y porque también la nueva Asamblea mandó al archivo el expediente con el proyecto de los exdiputados. Sin embargo, lo que hemos visto es la presentación de un documento sólido, amplio y muy bien argumentado para garantizar que el agua esté al servicio de todos los salvadoreños y no solo de unos pocos.
A esto se suma el anuncio del presidente de la Asamblea Legislativa, Ernesto Castro, de llevar a cabo una amplia consulta con los sectores realmente interesados en aportar, descartando de tajo a los grupos sesgados que buscan réditos políticos o bloquear al Gobierno por las presiones de sus financistas, preocupados porque dejarán de tener disponible el preciado recurso.
Durante los próximos 90 días, la Asamblea Legislativa delegará la discusión y el debate de la nueva ley a una comisión «ad hoc» para que, de forma exhaustiva, revise y mejore, en la medida de lo posible, el anteproyecto. Los que no están convidados son aquellos que durante 15 años bloquearon que el pueblo salvadoreño tuviera una verdadera legislación sobre los recursos hídricos y que, para colmo de vergüenza, aparecieron juntos dando una conferencia para revivir su proyecto fracasado.